Vendedores ambulantes pasarán al corredor comercial donde dejarán de pagar cuotas a sus dirigentes y podrían acabar con los posibles abusos por parte de ellos
Por Berenice Martínez
Familias completas de vendedores ambulantes se encuentran sentadas afuera de comercios establecidos, algunos de estos cerrados; mujeres, hombres y niños comen memelas en platos de unicel o papel, alimento que más se consume en estos espacios, el cual se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos para algunos comerciantes; pero en sus caras hay una expresión que denota preocupación y angustia.
La preocupación es evidente en sus rostros. Los comerciantes informales que se han establecido en las calles 6, 8 y 10 Poniente, quienes por día tienen que pagar hasta 300 pesos a sus líderes de organización y, cuya cuota reduce sus ingresos, temen que los próximos fines de semana ya no desayunen en las calles y mucho menos puedan comercializar sus productos.
¿La razón? El próximo proyecto del Corredor Comercial, por parte de la administración municipal actual, busca reubicarlos y llevarlos dos calles al norte de la ciudad; por ello, temen –según lo manifestado por los dirigentes en otras ocasiones– que sea un proyecto fallido y que otras organizaciones se aprovechen del que consideran “su espacio.”
Hoy, se observa en sus rostros un cierto grado de temor al hablar, por señalar directamente a sus dirigentes, pero lo que no temen es trabajar, ofrecer su mercancía a quienes transitan por estas calles, aún cobijados por la irregularidad.
“No, señorita”, es la respuesta ante cualquier cuestionamiento. “No, señorita”, repite una voz más que rechaza la entrevista para conocer un poco más de su labor en las calles del Centro Histórico.
Fruta, verdura, ropa, zapatos, utensilios y juguetes de madera, mochilas, gorras, lentes, cilindros y muchos más son los productos y artículos que venden, aunque son pocos, incluso algunos ofrecen lo mismo que el establecimiento que está junto a ellos.
Actualmente, pagan cantidades a sus líderes que oscilan entre 25 y 300 pesos diarios, por ello el temor en sus caras; por la incertidumbre se niegan a señalar a quienes les han llenado los bolsillos diariamente.

Irse al Corredor Comercial impulsado por la Comuna podría ser la solución para los ambulantes, acabaría incluso con los atropellos, los malos tratos, como relata un joven de 19 años de edad, aunque prefiere la gracia del anonimato.
Dice que sólo acabo la “secu” y ahora tiene que trabajar como empleado para un ambulante adherido a la organización Antorcha Campesina; vende lentes en la 8 Poniente. Aunque se pierde entre la competencia, dice que al día gana 150 pesos y trabaja de 10 a 21 horas. Él estima vender entre mil 500 y dos mil pesos diarios en mercancía.
Como él hay otros seis “chavos” que laboran para el vendedor ambulante en cuestión. Cuando quieren ir al baño van a “esos que pagas cinco pesos”, pero cuando están solos en el puesto se tienen que “aguantar las ganas”. “Así es la vida en este trabajo”, lamenta.
Pero la zozobra sigue. Quizá, al ser reubicados a un sitio de tolerancia, ubicado en la 12 Poniente-Oriente del Centro Histórico, el cual podría ser aprobado en mayo por el Cabildo de Puebla, pagarán menos a la Comuna que a sus dirigentes; 5.16 pesos es la cuota establecida en la Ley de Ingresos 2017 del municipio y podrán comercializar según los giros que permite el Código Reglamentario del Municipio (Coremun).
El Corredor Comercial Temporal es la opción para los ambulantes, pero la duda de aquellos que por el momento ocupan un sitio, una banqueta y calles del centro, ver sus rostros admiten que la situación cambiará pronto.
