Esfera Pública
Por Elias Aguilar / @Elyas_Aguilar
Con una lista nominal de 11 millones 328 mil votantes, la elección de gobernador en el Estado de México es –por mucho– la de mayor relevancia entre las tres gubernaturas que se renuevan en el calendario electoral de 2017. Veamos sus principales retos.
Esos 11 millones de electores de la tierra natal del presidente Peña Nieto definirán, además de su gobernador, el futuro del Partido Revolucionario Institucional pues de refrendar el PRI un triunfo en esa entidad mandaría un mensaje de que, a pesar de que el clima de opinión pública no les es favorable, el tricolor sí tiene una maquinaria electoral que lo hace competitivo en cualquier escenario.
La tarea para Alfredo del Mazo, candidato de la alianza partidista encabezada por el PRI, es difícil; más allá de las porras, de la entrega de beneficios sociales y obra pública arropados con una campaña de logros de gobierno en el estado mexiquense, las cifras se imponen si comparamos los contextos de 2011 y 2017, escenarios totalmente diferentes: en 2011 había un gobernador Peña Nieto enfilado en la carrera presidencial, totalmente legitimado como la única alternativa para la recuperación de la Presidencia de la República. Así, Eruviel Ávila representó la alternativa más viable para el PRI.
En febrero de 2011, Ávila registró en las encuestas preelectorales una intención de voto de 32% con una ventaja de 9% sobre su más cercano competidor, Alejandro Encinas, del PRD-PT. Para abril, el candidato tricolor creció 16% en las preferencias electorales, se ubicó en 48%. El crecimiento fue paulatino y para mayo se ubicó en 54% llegando a 59% una semana previa a la elección.
El escenario de 2017 es totalmente diferente. Pese a tener 52% de aprobación del gobernador Eruviel que reporta una encuesta de Reforma en aquel estado, 61% de los mexiquenses considera que la entidad va por mal camino, mientras que 21% considera que va por buen rumbo (gruporeforma-blogs.com/encuestas/?cat=38).
Estas cifras muestran que el escenario es adverso al PRI, con una alta aspiración de cambio de partido en el gobierno. Con el desgaste nacional del presidente Peña Nieto, el Estado de México no está blindado contra la caída de imagen que presenta la figura presidencial, que repercute en una aspiración de cambio en contra del partido del presidente.
Las encuestas preelectorales así lo señalan: un escenario de empate técnico entre las tres principales fuerzas políticas del estado. Alfredo del Mazo, candidato del PRI-PVEM-Panal), registra –de acuerdo con la encuesta de Reforma– una intención de voto de 29%, contra 28% de la maestra Delfina, de Morena, y 25% de Josefina Vázquez del PAN, más 26% de electores que no manifestaron su preferencia.

Este 26% de electores que no manifiesta su preferencia son los votos que inclinarán la balanza hacia el ganador. Este segmento de electores, que erróneamente los conceptualizan como indecisos, son por lo menos electores que quieren el cambio. Aunque ocultan su preferencia de voto, no por ello son indecisos; hay que dimensionarlos como lo que son: votantes que están en contra del sistema. Así que veremos en el proceso electoral cómo este segmento de la población se inclinará por el proyecto de la panista Josefina Vázquez o por la maestra Delfina, la representante de Morena. Con estos números de arranque, el pronóstico es muy reservado, ya veremos cómo se mueven las cifras.
