El poder ejecutivo poblano se ve incapaz de manejar la red social más política que existe, de los 13 integrantes del gabinete 10 de ellos tienen una cuenta y el 33% escriben menos de tres mensajes al día

Garganta Profunda
Por Arturo Luna Silva /@ALunaSilva
El Poder Ejecutivo poblano se ve menguado, estéril, ineficaz en la red social más política que existe. Salvo honrosas excepciones, el equipo de colaboradores del gobernador Tony Gali Fayad no existe –y por tanto su influencia es nula– en Twitter. No comunican, tampoco reportan ni interactúan, como reflejo de su desempeño en la vida real.
De los 13 integrantes del gabinete estatal, 10 tienen una cuenta en Twitter pero uno de ellos nunca la ha usado. Así que de los nueve activos que restan, tres escriben menos de tres mensajes al día; peor aún, una ni siquiera pasa de 500 seguidores.
De ese tamaño es la pobre actividad que tienen en la red social varios funcionarios del equipo fuerte del gobernador.
Javier Lozano Alarcón, vocero y titular de la oficina de Tony Gali, es el más activo en la red social. Cuenta con más de 350 mil seguidores y rebasa los 225 mil mensajes, cifras que dejan en auténtico ridículo a casos como el de Martha Vélez Xaxalpa, secretaria de Infraestructura y Transporte, que apenas alcanza 400 seguidores y ha tuiteado unas 100 veces.
Otro caso penoso es el del titular de la Secretaría General de Gobierno, el oaxaqueño Diódoro Carrasco Altamirano.
Su promedio de mensajes al mes es de 34, o bien, 1.14 por día. No conforme con el pobre desempeño, se suma el hecho de que la cantidad de reacciones que consigue (retuits y favoritos) es la más baja de todo el gabinete: cinco en cuatro de cada 10 tuits que envía.

Una diferencia notable con respecto a Patricia Vázquez del Mercado, titular de la SEP, quien ha tenido un ligero incremento en su actividad en este año, con un promedio de mensajes al mes de 65 respondiendo dudas e interactuando con los integrantes del sector educativo del estado: alumnos, padres de familia, maestros y directivos.

Michel Chaín, secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, es el auténtico fanático del retuit, pues cuatro de cada cinco mensajes que envió en los últimos cinco meses son una de estas reacciones.
En ese mismo periodo se observa un bajo promedio en las reacciones que obtuvieron sus tuits: cinco en 9% de éstos. En su descargo, es el quinto menos malo en cantidad de seguidores, tiene seis mil 500.

El caso de Roberto Trauwitz, secretario de Cultura y Turismo, es el mejor ejemplo de la pobre interacción con los usuarios. No lo pelan o de plano no le interesa la retroalimentación con los usuarios porque se digna a responder dos mensajes a la semana en promedio, un porcentaje muy bajo (3% al año) para un funcionario estatal.

Quienes tienen alta participación después de Javier Lozano son Marcelo García Almaguer, coordinador General de Comunicación y Agenda Digital, y Gerardo Islas, secretario de Desarrollo Social. Ambos promedian nueve tuits al día.
En contraste, los que de plano no existen en la red social, pese a su importante rol en el gobierno estatal, son los titulares de Finanzas y Administración, Contraloría y Salud, es decir, Raúl Sánchez Kobashi, José Villagrana Robles y Arely Sánchez Negrete, respectivamente.
A ellos se les une Rodrigo Riestra, de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial, quien tiene una cuenta que apenas abrió en marzo, con cinco seguidores y ningún tuit.

Los números de varios personajes del gabinete no están al nivel del titular del Ejecutivo, que el mes pasado mantenía su posición como el quinto gobernador con más seguidores en el país.
¿O me equivoco?
