Garganta Profunda

Por Arturo Luna Silva /@ALunaSilva

El grotesco espectáculo sobre la supuesta privatización del agua le dio a José Juan Espinosa los picos más altos de su actividad en redes sociales en lo que va del año. Pese a que desde las plataformas digitales pataleó y vociferó, fue insuficiente para elevar su popularidad.

Ahora que el Congreso del estado ha neutralizado el tema –aunque de manera tardía– con una nueva reforma al artículo 12 de la Constitución local, no deberá sorprender la aparición de una nueva pifia con la que José Juan enganchará incautos para darse vuelo con su descarada promoción.

Pero no sólo él. El resto de aspirantes que suenan (y sueñan) como cartas fuertes a una candidatura en la elección del próximo año –cuando se elige todo: desde la Presidencia de México y la gubernatura hasta senadores, diputados federales y locales y presidentes municipales– , habrán de afilar la astucia, financiar una buena (y millonaria) estrategia mediática y propagandística, sacar del clóset los cadáveres ajenos y alimentar la jauría de bots para la batalla en el feroz terreno de las redes sociales.

Algunos ya lo hacen, otros aún no, pero llegan con la inercia de la reciente campaña o han hecho de estas plataformas una plaza cotidiana de sus posturas. Otros más, aunque lo intentan, de plano son un fracaso.

Es tiempo de echarle una mirada a las cuentas de aspirantes, ver qué dicen sobre estos personajes y, a la postre, dar cuenta de su evolución:

Javier Lozano Alarcón es asiduo tuitero, con una alta participación –59 tuits en promedio al día en dos meses– y una gran cantidad de seguidores, más de 349 mil. Sin embargo, sus mensajes no son los más replicados de entre los personajes de la política poblana, pues entre febrero y marzo tiene un promedio de 13 reacciones por cada tuit. En Facebook tampoco le va mal, pues 50% de sus 13 mil seguidores muestran interacción con su página, aunque no publique tanto como en la otra red social.

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Eduardo Rivera Pérez es de los que han incrementado su actividad, sobre todo a partir de diciembre de 2016 (el 16 de ese mes tuiteó más de 160 veces), luego de que el Congreso local inició un proceso administrativo por millonarias irregularidades en su cuenta pública de 2013. Por cada mensaje en Twitter tiene un promedio de 10 reacciones, aunque es de los que más seguidores reporta, con 78 mil 700. En Facebook, si bien tuvo un importante crecimiento en marzo, de 23%, su página tiene pocos fans, sólo 6 mil 600.

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Martha Erika Alonso, aunque tiene pocos tuits en su cuenta –un promedio de ocho por día– y pocos seguidores en comparación con otros actores políticos, recibe más reacciones a sus mensajes que el de la mayoría, 32 por cada tuit. En Facebook sus 93 mil fans tienen un grado de interacción de 6%.

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Luis Banck Serrato ha mantenido un ligero incremento en su actividad tuitera a partir de febrero. Lo que sí es evidente es el aumento en la cantidad de cuentas que reaccionan a sus tuits, un promedio de 38 desde que asumió la alcaldía de Puebla, a pesar de que su cuenta no rebasa los tres mil tuits emitidos. La interacción de sus fans (25 mil) en Facebook es de 8%.

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Jorge Aguilar Chedraui, aunque está en su segundo año como líder del Congreso local, tiene uno de los indicadores más pobres de interacción con los cibernautas, ya que  recibe un promedio de seis reacciones por mensaje en Twitter y apenas responde un 5% de lo que le escriben otros usuarios. Eso sí, en Facebook tiene 137 mil 600 seguidores, pero sólo 2% tiene interacciones en su página.

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Mario Riestra, en el último trimestre de 2016 se notó un incremento en su actividad tuitera, pero aún así es inconstante. Aunque últimamente ha recibido varias reacciones a sus posts, lo cierto es que su promedio anual es de 10 por cada mensaje de los 14 mil seguidores que tiene, cifra parecida al número de fans en su página de Facebook (11 mil 400), donde logra una interacción de 6%.

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Miguel Barbosa fue beneficiado por el –interminable– cisma en el PRD. En Facebook le representó una interacción de más de 200% respecto de los seguidores de su página, más de 12 mil, que también aumentaron en un 10% durante el último mes. En Twitter mantiene el ritmo habitual de unos seis tuits por día con un promedio de 21 reacciones por mensaje. Por supuesto, es de los que tienen más seguidores, 53 mil, aunque debajo de Lozano y de Rivera.

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Blanca Alcalá Ruiz comienza a retomar ritmo en Twitter. Es de las que llegan con la inercia de la candidatura al gobierno del estado de la pasada elección, con un promedio de 77 reacciones a sus mensajes. Después de su derrota en las urnas la cantidad de sus seguidores creció 16% . En su fanpage de Facebook la interacción es menor a 1%.

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Juan Carlos Lastiri tuitea un promedio de 32 veces al día –sólo por debajo de la frecuencia de Lozano–, y ha registrado el promedio más alto de reacciones de los acá analizados, con 94 por cada mensaje. En el último mes ha tenido un aumento de 12% en el número de fans en Facebook, cantidad que rebasa los 17 mil 700, con un grado de interacción de 7%.

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Enrique Doger Guerrero ha mantenido un promedio de ocho mensajes por día en Twitter y con pocas reacciones, un promedio de seis para 30% de sus tuits. Actualmente tiene poco más de 18 mil seguidores, siete mil menos que en Facebook, donde registra una interacción de éstos menor a 1%.

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Alejandro Armenta Mier ha registrado durante este año un moderado incremento en su actividad tuitera en febrero. Con la inercia del pasado proceso electoral, tiene un promedio de 20 reacciones por tuit en 70% de sus mensajes, aunque una baja cantidad de seguidores, que son siete mil 100. En Facebook, donde registra seis publicaciones al día, sus 13 mil 600 fans producen una interacción de 3%.

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Rodrigo Abdala ha sido un auténtico desconocido en las redes sociales. El diputado federal por Morena cuenta con 5 mil seguidores y un promedio de dos mensajes por día en Twitter, pero su pobre penetración se nota cuando sólo tres o cuatro followers retuitean la mitad de lo que publica. En Facebook está peor: aunque su página tiene siete  mil 700 fans, tiene un porcentaje de interacción de apenas 7%.

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José Juan Espinosa incrementó su actividad en Twitter a finales de enero, cuando intensificó el tema de la “privatización” del agua; sin embargo, su interacción es aún mediocre. En cinco meses apenas la mitad de sus mensajes recibió algún tipo de reacción y sólo de 12 internautas en promedio. En Facebook, aunque tiene más de 120 mil fans, la interacción de éstos es sólo de 2%, peor que la de Abdala.

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Fernando Manzanilla también es de los pocos que tuitean, entre tres y cuatro mensajes al día. Con 36 mil seguidores, sólo un promedio de siete ofrece algún tipo de reacción a 29% de sus tuits. De los 25 mil fans que tiene en Facebook, sólo 1% registra interacción.

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Ana Tere Aranda ha registrado un notable descenso en la actividad tras el pasado proceso electoral. Su promedio es de 16 reacciones por tuit, con 10 mil seguidores. En FB no registró aumento de fans en su página en el último mes y la interacción de éstos (20 mil) es menor a 1%.

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Así se encuentra en estos momentos la disputa de los aspirantes en el edén de las batallas electorales contemporánea, las redes sociales, donde todo se puede, todo se vale y todo se ve.

 

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