La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia /@negramacchia
El nuevo lugar para engendrar monstruos no son los sueños, sino el Instagram (o cualquier red social donde tener un ego robusto sea el requisito fundamental).
A lo largo de más de una década hemos sido testigos de cómo parásitos sociales se convierten en parásitos sociales exitosos.
Hemos visto también el encumbramiento y la estrepitosa caída de varios de estos parásitos.
Los así llamados “Lords” y “Ladies” cuya luz (que es más bien sombra) dura lo que tarda en refrescarse la lista de los #TT de Twitter.
Casos más bizarros como el de la quinceañera Rubí son el botón de muestra del patetismo circundante en el mundo virtual. ¿Y por qué patetismo? Sencillo: porque ese supuesto éxito inusitado tiene como base el autodesprecio y el clasismo malévolo de la gente que lo exalta.
Hace relativamente poco tiempo apareció en las redes un personaje masculino que vino a romper con la idea de que el mercado de la carne va exclusivamente dirigido a los varones.
Este personaje está encarnado por un empresario italiano en edad otoñal que sube sus videos a Instagram.
¿Quién es este italiano?
Su nombre es Gianluca Vacchi.
49 años.
Millonario.
Cuerpazo.
Tatuado hasta en las hernias.
Galán.
Sexy…
En varios perfiles que encontré en internet lo presentan como un empresario exitoso (y enumeran la lista de sus empresas). Lo que resulta un tanto sospechoso pues entre tanto baile, desmadre, sol, pasarelas y rutinas de ejercicio, ¿a qué hora trabajará este señor?
¿No será más bien un experimento de las propias redes? Es decir; que algún nerd visionario haya creado un personaje tan cool cuyo único atributo es tener una joven esposa italiana con la que baila coreografías (bastante malitas por cierto).
Siendo un poco maliciosos, es fácil pensar que Vacchi lleva un guión perpetuo bajo el brazo para el que se requiere mucha producción: vestuario, escenografías, co-actrices, yates, suites, rascacielos…
Vacchi tiene millones de seguidores en Instagram. Hombres y mujeres que, literalmente, lo maman. Pero, ¿qué más ofrece aparte de hacer las delicias visuales de sus fans?
Absolutamente nada.
Vacchi es la versión masculina de Kim Kardashian: un mero objeto de ornato que produce jugosos dividendos tan sólo con mostrar sus turgencias.
Vacchi es, en el mejor de los casos, el único y original “Don Vergas”.
¿Cuál es su rol en la efímera vida de las redes?
Mostrar la “extraordinary life” de un chavorruco que tiene la oportunidad de gritarle al mundo alienado: “Hay vida después del Viagra”.
