Lastiri, el nerviosismo y la torpeza
Sabedor de que ni vendiendo su alma al diablo podrá convertirse en un candidato competitivo, el priista Juan Carlos Lastiri Quirós y su analfabeto equipo de asesores –entre ellos uno muy adicto a los table dance– se preparan para lanzar con todo una campaña en contra de la administración de José Antonio Gali Fayad y, de paso, golpear lo más que se pueda la imagen a la secretaria general del Comité Directivo Estatal del PAN, Martha Erika Alonso. ¿El tema? Los feminicidios. Resulta que en el retorcido cerebro del funcionario federal –resguardado, por cierto, en una voluminosa bóveda craneal– la mejor estrategia para que pueda avanzar en los sondeos de opinión es lucrar con un tema harto sensible para la ciudadanía. El objetivo es intentar generar un escándalo a través de los loros priistas –militantes, columnistas y el execrable Movimiento Alternativa Social– y construir una percepción de inseguridad que lleve al elector a relacionar este problema con el morenogalicismo y, de paso, atizarle a la aspirante panista mejor ubicada en las encuestas. El problema del ingenuo subsecretario de la Sedatu es que no sabe que la administración estatal pasada cumplió con todos los requerimientos de la Comisión Nacional para Prevenir la Violencia contra la Mujer, lo cual desechó por completo la emisión de una alerta de género. Más aún: Puebla fue muy reconocida por el avance tan rápido que se tuvo en la materia. Lo único que no se sabe es si Juan Carlos Lastiri tiene la venia de su jefa Rosario Robles o, como es su estilo, sólo es pura calentura del campesino holandés. ¿Será?
La rebelión continúa
Todo parece indicar que José Juan Espinosa Torres no ha caído en cuenta que su cruzada contra la reforma al artículo 12 constitucional para elevar a un derecho el acceso al agua fue un auténtico desastre. Primero fue exhibido en su incongruencia, luego se enfrentó a un gobierno del estado que le ganó la jugada con un buen movimiento de ajedrez y, para colmo, el munícipe ahora tiene al auténtico enemigo en casa: la mayoría de los regidores del Cabildo están en su contra y dispuestos a cortarle la cabeza cuando sea necesario. ¿Será?
¿Alguien le cree a Barbosa?
Luis Miguel Barbosa Huerta aseguró que su salida del sol azteca y su incorporación a Morena no tiene como objetivo convertirse en candidato en 2018, sino exclusivamente sumarse al equipo de operadores políticos de Andrés Manuel López Obrador. Lo cierto es que, aunque Barbosa no lo diga, se le cuecen las habas por ser el caballo negro en la sucesión de 2018 en Puebla por Morena. Pero, como todo, primero tiene que hacer la talacha política, entregarle cuentas al patrón y, entonces sí, buscar un hueso. ¿Será?
