La Angelópolis fue la flama que dio paso a la expansión, ahora salen a la luz nombres y apellidos de los integrantes que desean “imponer” el reino de Dios
Por Mario Galeana
La llaman la Organización Nacional del Yunque y su misión es implantar, sea por la violencia o por las instituciones, el reino de Dios en México.
Soterrada entre docenas de organizaciones de membrete y expandida entre organismos empresariales y partidos políticos, sobre todo el PAN, el periodista Álvaro Delgado reveló a través de una profusa investigación la existencia de los yunques: hombres y mujeres que se mantienen “firmes en la adversidad”, según los principios ideológicos de la organización, que llegaban a coincidir y admirar al dictador español Francisco Franco.
El Yunque: la ultraderecha en el poder (2003) trajo a Delgado, periodista del semanario Proceso, el Premio Nacional del Periodismo. Con esta primer entrega, el reportero unió los hilos de una organización que, por décadas, había logrado mantenerse oculta. “Reservada, más bien”, diría la mayoría de sus integrantes, quienes tras su descubrimiento renegaron su afiliación.
La misión era evitar que el marxismo –considerado diabólico, procaz– se “apoderara” del país, bajo uno de los máximos principios de la organización: obedecer. “El que obedece no se equivoca”, decían casi todos sus manifiestos.
Su fundador, Ramón Plata Moreno, es descrito como un “genio de la política”. Hiperactivo, de bajo perfil, pero con una gran capacidad de liderazgo, el estudiante de la Universidad de Puebla ideó en la década de los años 50 una organización con un esquema de pirámide inverso: los líderes ocultos y los supuestos líderes expuestos.
Así se crearon, por ejemplo, organizaciones como el Frente Universitario Anticomunista (FUA), un grupo de choque que peleó contra los carolinos el modelo de educación de la Universidad de Puebla. Paradójico: algunos de los miembros del FUA jamás supieron que, en realidad, la organización era un brazo del Yunque.
Fue Puebla, precisamente, la flama que dio paso a la explosión de El Yunque en el país, que vivió su mejor momento con el triunfo de Vicente Fox Quezada: un presidente que llevó a la organización a tomar las riendas del país.
Aunque planteles como el Colegio Benavente o la Universidad La Salle se convirtieron en semillero y cuarteles de reclutamiento para la organización, fue la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) el primer plantel educativo donde El Yunque controlaba absolutamente todo.
Y fue en esta institución, precisamente donde se graduaron, años más tarde, los principales representantes de la organización: Eduardo Rivera Pérez, Juan Carlos Espina Von Roehrich, Francisco Fraile García y Juan Carlos Mondragón, entre otros.
Estos se sumaron a viejos y nuevos apóstoles de El Yunque, como Ana Teresa Aranda Orozco, quien –según Delgado– militó en la organización desde los 18 años, e incluso presenció el rito de iniciación en la organización de Luis Felipe Bravo Mena, ex presidente nacional del PAN.
Paso a paso, los yunques lo cubrieron casi todo: la Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el Colegio de Ingenieros de Puebla... todo organismo empresarial brillaba bajo el blanco, “por la pureza de los ideales”; el negro, “por el luto de los mártires”; y el rojo, “por la sangre que estamos dispuestos a derramar”.
Tras el vendaval generado por su primera publicación, en El Ejército de Dios (2004), el periodista Álvaro Delgado encaró a los más importantes integrantes de la organización, a la que se llamaba también La Orquesta. Con sus testimonios, logró documentar también la expansión de la organización hasta países como Brasil y España.
Unos, como Ana Teresa Aranda, renegaron su militancia. Y otros, lejos de la firmeza de El Yunque, la criticaron. Decían que, quizá, en los tiempos de la apertura democrática en el país, una organización de tales dogmas era insostenible.
Documentado
El nacimiento, trayectoria, auge y hasta caídas de esta organización de ultraderecha católica han sido abordados por plumas como las de Álvaro Delgado, Manuel Buendía y Luis Paredes Moctezuma y puede ser leída en libros como:
