Estudios y especialistas señalan que el crimen organizado ofrece el know how en ordeña de ductos y protección a bandas locales, a cambio de un porcentaje de las ganancias
Por Guadalupe Juárez
La guerra contra el narcotráfico no debilitó a los cárteles. Estos buscaron pronto con el robo de combustible una forma de obtener dinero para sus batallas y también para subsidiar sus actividades ilícitas.
Pero, ¿cómo conseguir más plazas y hombres de confianza capacitados si el gobierno federal había detenido a los principales cabecillas de los grupos delictivos?
La solución era clara: capacitar a grupos delictivos y franquiciar el nombre del cártel en la región para que lo “operaran” como si se tratase de ellos mismos a cambio de un porcentaje por la venta del combustible robado, explica Mauricio Saldaña Rodríguez, especialista en temas de seguridad y estrategias del combate al crimen organizado, en entrevista para 24 Horas Puebla.
La hipótesis del experto tiene cabida por los números y datos duros presentado por la consultora Etellekt y el estudio El Robo de Combustible en México en el Contexto del Narcotráfico: una Vía Alternativa de Financiación, publicada por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).
Y es que el crimen organizado financia a través de la ordeña de ductos el armamento, fabricación de drogas, compra de vehículos y la nómina de sus integrantes. Inclusive, de la gasolina hurtada hace una reserva para el mantenimiento de sus propios vehículos y aeronaves.
Su participación en el negocio del hidrocarburo no es menor: controlan 20% del mercado. Pero no con el huachicol, sino con la ayuda de los empresarios gasolineros, pues al menos 80% de la gasolina extraída de los ductos llega a las franquicias de Pemex.
La participación de los empresarios gasolineros se presume, ya que mientras las franquicias de la empresa gubernamental se han incrementado en los últimos años la venta de combustible ha disminuido, lo cual –explica el estudio– se debe a la existencia de un canal paralelo de comercialización del hidrocarburo.
Lo anterior, puesto que en el año 2000 se registraban cuatro mil 738 franquicias mientras que en 2014 se contabilizaron 11 mil; en tanto, la venta de gasolinas decrecía al registrarse en todo el país 112 millones de litros vendidos en 2008 y sólo 108 millones de litros en 2014.
La omisión del personal de Pemex coincide con una investigación de 24 Horas Puebla. En la entidad poblana, la empresa reportó que de 2011 a 2016 ha interpuesto mil 957 denuncias ante las autoridades por robo de hidrocarburo.
No obstante, la Procuraduría General de la República (PGR) reveló que en el mismo lapso la empresa ha levantado sólo dos denuncias al respecto, pese a que la entidad ocupa los primeros lugares en tomas clandestinas.
A través de solicitudes de información giradas por esta casa editorial, las cifras otorgadas por la dependencia federal y la petrolera no coinciden ni en el número de denuncias ni en las fechas en las que han sido levantadas.


Los Zetas y Puebla
El estudio del IEEE también reafirma que el cártel de Los Zetas sería el encargado de administrar su franquicia en la entidad poblana, con lo que coincide el investigador Saldaña Rodríguez, puesto que es una de las organizaciones cuya principal vía de financiación no sólo es el narcotráfico, sino el combustible robado, tráfico de personas y extorsión.
En la perforación de ductos –explican– le dan “importancia” debido a las retribuciones que esta actividad les genera, por lo que “han establecido una extensa y compleja red criminal dedicada a esta actividad y eludir la acción de la justicia”.
Además de la entidad poblana, Los Zetas utilizan esta vía de financiación en Tabasco, Veracruz, Tamaulipas, Campeche y Nuevo León.
Complicidad del crimen organizado con Pemex
Sin embargo, el narcotráfico no estaría solo en la apertura de esta nueva vía de financiación para sus actividades ilícitas.
Según el estudio del IEEE, los cárteles han recurrido a ex empleados o empleados de la petrolera para que los ayuden, de forma que compartan los conocimientos para sustraer el combustible de los ductos.
“Uno de los elementos vitales que se ha identificado para que este fenómeno exista y siga funcionando es la corrupción. Esta razón es la que explica que ex empleados y empleados actuales de Pemex participen directamente o colaboren con los grupos de delincuentes, también conocidos como chupaductos”, explica el estudio.
Estas personas –señalan– suponen un activo muy valioso para el crimen organizado, puesto que poseen los conocimientos necesarios para realizar las sustracciones de combustible con éxito previniendo el riesgo de que algo falle.
Las franquicias del narco
De acuerdo con Saldaña Rodríguez el método de franquicias adaptadas por el crimen organizado les ayuda a “ganar” más gentes a sus filas sin inversión y sin riesgo de ser detenidos y que se vea golpeada su célula principal, además de las ganancias por dejar que las personas administren su “sucursal” bajo su nombre.
“Es justamente lo que tenemos aquí (en el estado); en el caso de esta zona, la franquicia funciona de esta manera: una organización delictiva llamada cártel trabaja desde un punto o cuartel general –evidentemente no es Puebla– sino que puede estar en Tamaulipas y acude, en este caso a Puebla, un representante y se entrevista con pequeñas organizaciones delictivas oriundas de la ciudad que tienen experiencia no en delitos del alto impacto sino en robo”, detalla el investigador.
La nueva forma de trabajar surgió en el cambio del sexenio de Felipe Calderón al de Enrique Peña Nieto, donde organizaciones como Los Zetas buscaron grupos criminales locales que no habían cometido delitos de alto impacto, para ofrecerles “capacitarlos” en el robo de combustible a cambio de una parte de las ganancias, añade el investigador.
¿Qué les ofrecen? La gente especializada y entrenada en actividades criminales de alto impacto, la forma de burlar y cooptar a los mandos policiacos, así como autoridades y hasta enseñarles cómo reaccionar en caso de ser detenidos; una pequeña protección a cambio de un jugoso porcentaje de las ganancias obtenidas de sus actividades criminales.
“Les dicen que les ofrecen un trato; ese trato consiste en un entrenamiento básico, muy general, les van a dar herramientas básicas para su trabajo –en este caso robo de hidrocarburos–, les dicen cuáles son las medidas que deben de tomar en casos de ser detenidos y a cambio de esto tienen que dar un porcentaje de sus ganancias ilícitas y otra parte se queda en esta organización local”.
De acuerdo con el análisis de Saldaña Rodríguez –quien ha estudiado desde hace años al crimen organizado, en especial la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón–, de 2006 a 2012 estas células entrenaban a sus propios soldados, quienes conformaban su propio ejército y conservaban su empleo de tiempo completo, es decir, contaban con una nómina de gente entrenada y especializada en las actividades ilícitas que realizaban.
A raíz de la confrontación con Calderón Hinojosa con estos cárteles –explica– fueron desarticulando segundos mandos y gente clave en la organización de los grupos criminales, hubo un problema de recursos humanos, el cual fue sustituido por gente sin capacitación y, por ende, sin experiencia que desataba más violencia, lo que provocó los ríos de sangre y una guerra que aún no termina.
Guerra contra chupaductos desplazará a familias
Los estragos de los enfrentamientos, como el acontecido la semana pasada en el municipio de Quecholac, provocarán daños irreparables así como un desplazamiento interno y externo de familias criminales a otras partes de la entidad o zonas del país.
A decir del especialista en temas de seguridad, combatir de esta forma el robo de combustible también ocasionará el aumento de delitos de alto impacto en otras zonas del estado, ya no sólo en el corredor huachicolero, pues las familias que ahora se dedican al robo de combustible no temerán cometer otros delitos y al ser contrarrestadas por las fuerzas castrenses migrarán a otros lugares.
“Si tú les quitas el combustible –su principal actividad– ya no van a temer dedicarse a otros delitos, principalmente el narcomenudeo y secuestro”, dijo, delitos que probablemente se concentrarían en la capital poblana.
En síntesis, estos grupos siempre buscan otra forma de financiamiento.

Huachicoleros son una amenaza para la seguridad nacional, afirma especialista
Por Ángel Cabrera / 24 Horas
Petróleos Mexicanos (Pemex) junto con las instancias de seguridad federales reforzarán sus sistemas de inteligencia para combatir el robo de combustible, problemática que, de acuerdo a especialistas, es una amenaza a la seguridad nacional.
De acuerdo con información proporcionada a 24 Horas por la petrolera estatal, tras la instrucción del Presidente Enrique Peña Nieto para armar un plan en contra de los grupos que se dedican al hurto de hidrocarburos, como los huachicoleros, las diversas instancias de seguridad modernizarán sus protocolos.
“El robo de hidrocarburos representa un grave riesgo para la seguridad de la población y para la integridad medioambiental. Para afrontarlo, conforme a la instrucción del presidente Peña Nieto, se ha fortalecido el grupo interinstitucional conformado por Pemex, Sedena, Hacienda, PGR, Policía Federal y Profeco, así como por policías estatales y municipales”, indicó Pemex.
Abundaron que entre los objetivos está “modernizar los sistemas de información para lograr una mejor coordinación, optimizar el capital humano y fortalecer las labores de inteligencia que permitan combatir el mercado ilícito desde la extracción hasta la comercialización”.
Pemex calcula que cada año el robo de hidrocarburos aumenta 10% en el país y, tan sólo en 2016 las tareas de seguridad e inteligencia permitieron recuperar 13 millones de litros de combustible e identificar seis mil 873 tomas clandestinas.
Entre las acciones que realizan para prevenir la instalación de tomas apócrifas, informaron que “diariamente se cubre un patrullaje de 29 mil kilómetros en vehículos y 300 kilómetros a pie”.
Además, la paraestatal cuenta con un sistema –en vías de mejorarse– “mediante el cual se monitorea en tiempo real la red de ductos las 24 horas del día, y puede aislarse el suministro de combustible en un tramo específico del ducto afectado, disminuyendo el volumen de producto que puede derramarse en las tomas descontroladas”.
Estrategia tardía
Por su parte, Armando Rodríguez Luna, consultor en seguridad nacional de Fredom House e investigador de la UNAM, alertó que el robo de combustible es una amenaza para la seguridad nacional del país por tratarse de un recurso estratégico.
Recordó que el robo de hidrocarburos se ha incrementado en la última década, por lo cual, es tardía la estrategia anunciada por el gobierno federal para combatirlo.
Ayer este diario publicó que en lo que va del año van 13 explosiones en el estado a causa de las tomas controladas por chupaductos.
Al respecto, el investigador explicó que el mayor robo de combustible no es en la región de Puebla, sino en el norte del país, donde están involucrados los cárteles de Los Zetas y El Golfo.
Afirmó que esos grupos criminales cuentan con tecnología de punta, ingenieros e incluso ex trabajadores de Pemex para las tomas clandestinas.
De acuerdo con la consultora Etellekt, Tamaulipas ocupa el primer lugar de tomas clandestinas detectadas con más de mil 600.
En cambio, en Puebla se considera que los huachicoleros conforman grupos, incluso familiares, que extraen el combustible con métodos rústicos y lo venden en plazas o de forma clandestina a menor escala.
