Por: Mario Galeana / @MarioG24H

Humberto Aguilar Coronado llegó a Puebla el último mes de 2016 por orden expresa del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, que preside Ricardo Anaya Cortés.

El ex senador no aparecía en medios –locales y nacionales- desde hacía un par de años y, hasta entonces, pocos sabían que laboraba como asesor de Marko Cortés Mendoza, el coordinador del grupo legislativo del PAN en la Cámara Baja, una posición a la que no se llega sin el respaldo del líder nacional del partido.

Con los pies en Puebla, Aguilar Coronado hizo lo que por mucho tiempo no hacía: convocó a una conferencia de prensa.

El 5 de diciembre de 2016 “El Tigre”, como se hace llamar, dijo a la prensa que la dirigencia del PAN en Puebla había bloqueado a por lo menos 13 militantes que intentaron obtener un lugar en el Consejo Nacional del partido, órgano que definirá con qué otras fuerzas políticas se unirán para encarar la jornada electoral del 2018.

Es decir, un órgano que el futuro candidato por el PAN a la presidencia de México debe controlar.

La crítica de Aguilar Coronado fue una daga hacia el ex gobernador Rafael Moreno Valle, quien a la postre logró que, por lo menos en Puebla, los 16 consejeros nacionales elegidos en una asamblea fueran afines a su proyecto presidencial.

Pero la declaración, el golpeteo, sería sólo una pequeña acción en la intrincada estrategia que Anaya Cortés ha tejido desde finales del año pasado para lograr una plataforma que, desde Puebla, el bastión de Moreno Valle, apoye su candidatura.

La estrategia consiste en reunir a todos los panistas que han sido relegados del grupo morenovallista, que hoy controla la mayoría en el Congreso del Estado y el Comité Directivo Estatal (CDE), aun cuando estos simpaticen más con la otrora aspirante por el PAN a la presidencia de la República, Margarita Zavala Gómez del Campo.

No es que sea un secreto. “El Tigre” mismo declaró en otra conferencia ofrecida el 14 de febrero de 2017 que su presencia en Puebla uniría los hilos rotos del panismo con la dirigencia nacional del PAN.

“Es una manera de que los que han sido excluidos se manifiesten y busquen otros canales para que sean escuchados por la dirigencia (nacional) y sean incorporados al trabajo político y al gabinete”, dijo.

En esa misma entrevista defendió a Eduardo Rivera Pérez, el ex alcalde de Puebla que aunque apoya a Margarita Zavala, podría optar por impulsar a Anaya Cortés, si es que la esposa del ex presidente Felipe Calderón no consigue la candidatura.

Y como Rivera Pérez vienen otros nombres: el ex dirigente Rafael Micalco Méndez, Miguel Ángel Mantilla, Hilario Gallegos, Violeta Lagunes.

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