Por: Mario Galeana
Foto: Archivo EsImagen
Están ahí: las sonrisas orondas, los vientres abultados y los jeans ceñidos, abrazándose sin demasiada euforia y mirando directamente hacia el ojo de la cámara.
Las fotografías no suenan, pero si pudiesen seguramente se escucharía “¡Delfina, Delfina, Delfina!”, ya que Delfina Gómez es el nombre de la candidata por Morena al Estado de México, una elección llena de significados porque aquella entidad ha sido, siempre, el bastión del PRI, y porque parece que su resultado será la premonición del otro resultado: el del 2018, el de la Presidencia de México.
Por eso, también, es tan significativo que ellos, precisamente ellos –las sonrisas orondas, los vientres abultados, los jeans ceñidos…- sean quienes hayan posado en el cierre de campaña de Delfina Gómez, y no los otros: los que militan desde que Morena consiguió su registro, en 2015.
Son los advenedizos en el partido que dirige Andrés Manuel López Obrador, pero poco importa. Sus nombres: Alejandro Armenta Mier (ex militante del PRI), José Juan Espinosa Torres (ex militante de Movimiento Ciudadano), Miguel Barbosa Huerta (ex militante del PRD).
De entre ellos, el militante más antiguo es Espinosa Torres, con apenas ocho meses de haberse afiliado. Más bien, el único. Ni Barbosa Huerta ni Armenta Mier se han registrado al partido.
Fuera de la foto, es decir, fuera del mitin político más importante para Morena en 2017, quedaron el líder estatal del partido, Gabriel Biestro Medinilla; el diputado federal Rodrigo Abdala Dartigues; y hasta el ex candidato al gobierno de Puebla en 2016, Abraham Quiroz Palacios.
La disputa entre ambos flancos no ha estado soterrada por completo. Apenas el jueves pasado el Comité Ejecutivo Estatal (CEE) del partido, es decir, Biestro Medinilla, criticó “el acarreo” en un evento con el que Armenta Mier anunciaría su afiliación al partido.
Abdala Dartigues ha fustigado también en contra del alcalde Espinosa Torres, quien hace no mucho utilizó electoralmente una reforma que –según él- privatizaría el servicio de agua en el estado.
Y Quiroz Palacios los ha criticado a todos, pues forma parte de esa corriente al interior de Morena que se opone a cualquier clase de acuerdos con otras fuerzas políticas.
Pero ellos, los advenedizos, están ahí: las sonrisas orondas, los vientres abultados y los jeans ceñidos, abrazándose sin demasiada euforia y mirando directamente hacia el ojo de la cámara.
