La víctima, una joven de quince años de edad, logró arrebatar a uno de sus captores un celular y así logró ser liberada

Staff 24 Horas Puebla

Jennifer Flores Tlapale desapareció el pasado 12 de mayo se dirigía a la Academia “Ignacio Zaragoza”, donde cursa el bachillerato. Fue lo último que se supo de ella.

Los días pasaron y nadie sabía dar informes sobre su paradero.

Desesperados, sus padres organizaron una marcha para exigir a la Fiscalía General de Estado (FGE) que se lanzara una Alerta Ámber.

El nombre y fotografía de Jennifer, así como un número telefónico para recibir informes, impresos en diversas mantas, desfilaron por el bulevar Héroes del 5 de Mayo en protesta por la desaparición de la joven estudiante.

Se presume que aquel viernes 12 de mayo salió de la escuela, tomó un transporte que la llevó a las inmediaciones de la Fuente de La China Poblana y ahí fue interceptada por los ocupantes de un vehículo, quienes la subieron a la fuerza.

Parece que nadie se percató de lo sucedido. Ni una mirada de esas que asoman por la ventana en busca de algo anormal en la colonia o, bien, para apreciar cómo iba el día.

Jennifer tuvo la mala fortuna de estar sola.

Sin embargo, no era la primera vez que ella desaparecía. Un año atrás había sido también reportada como extraviada, pero se supo que decidió quedarse con su pareja sentimental.

En esta última ocasión las cosas no eran iguales.

La menor de 15 años de edad fue rescatada por personal de la FGE de un par de sujetos que la mantenían privada de su libertad en una vivienda de la calle 24 de Diciembre en la colonia 3 de Mayo.

¿La razón? Todo indica que iba a ser víctima de trata de personas.

Sus familiares confiaron que estaba muy bien arreglada y lista “para ser vendida”.

¿Cómo fue posible localizar sana y salva a Jennifer?

Como si fuera el guión de un filme de Hollywood de acción o suspenso, la secuestrada logró despojar a uno de sus captores un teléfono celular en el cual tecleó el número de sus padres para decirles dónde se encontraba, diciéndoles que estaba a punto de ser “vendida”.

Sus familiares contactaron a los elementos de la Fiscalía General y al mediodía de ayer la joven fue rescatada ilesa, tras un operativo que dejó como saldo dos detenidos, una casa asegurada y una motocicleta decomisada.

Una fuente cercana a la familia de Jennifer reveló que uno de sus plagiarios era un joven de entre 22 y 25 años de edad que hacía tiempo la pretendía, pero en varias ocasiones había sido rechazado por la quinceañera; quizás de ahí provino el coraje, el orgullo dolido, el pretexto perfecto para cometer un delito.

Jennifer fue liberada gracias a la pronta acción de la Fiscalía General, pero en la boca de sus padres aún queda la frase palpitante: lista para ser vendida.

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