Por: Berenice Martínez
Contrario a lo que ocurre en Puebla, donde tres de los diez penales con más sobrepoblación en México se encuentran en la entidad, en Brasil existen cárceles comunitarias de no más de 100 reclusos, donde ellos mismos se encargan de su seguridad.
El presidente del Instituto de Derechos Humanos de Brasil, César Barros Leal, expuso el método que ha hecho posible la rehabilitación social en su país, sin embargo aclaró que no es aplicable a prisiones de gran tamaño, es decir con más de mil presos.
"Sólo sirve para prisiones pequeñas, en donde se puede ofrecer un tratamiento adecuado. Son celdas colectivas, no son celdas individuales, tienen todo, panadería, talleres, un detalle importante es que la sociedad es involucrada en esto", contó.
Estas celdas colectivas fueron creadas por un abogado brasileño como Asociaciones de Protección de Asistencia al Condenado (APAC), son pequeñas para 80 y 100 reclusos, cuyo método es conocido en todo el mundo adoptado por países desarrollados.
"No hay custodios, los que se encargan del orden y de la disciplina en la prisión son los propios reclusos. Cuando un recluso tiene que ir al juez para una audiencia, no va con él un policía sino otro recluso", narró el comisionado.
El sistema está basado en disciplina rigurosa y trabajo pleno para todas las personas, de lo que se trata es "asesinar al criminal que está dentro del hombre". Son prisiones para sentenciados sin importar la gravedad del delito, donde no van reclusos sin condena.
En el caso de Puebla, las cárceles de Tepeaca (sobrepoblación de 521.74 por ciento), San Pedro Cholula (excedente de 329.93 por ciento) y Atlixco (saturación de 296.83 por ciento) son las tres de 22 que presentan mayor hacinamiento, y que colocan al estado en el cuarto lugar nacional, según datos de la Secretaría de Gobernación (Segob) federal y su última actualización de julio de 2016.
Desafios penitenciarios para México
Al impartir la conferencia "Las prácticas restaurativas en la prisión" en la sede de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) del estado de Puebla, el especialista dijo que el desafío para México es lograr encuentros entre reclusos y sus víctimas.
Esta experiencia es utilizada con frecuencia en Estados Unidos, incluso con aquellos presos que están en "los pasillos de muerte".
En Brasil comenzó a utilizarse esta dinámica como parte de una justicia restaurativa, señaló César Barros.
Hay libros de justicia restaurativa y su aplicación en prisión. "El reconocimiento es muy grande, incluso en Brasil nuestra ley de ejecución penal está siendo cambiada totalmente, es un proyecto nuevo, ya incluye la experiencia de la justicia restaurativa", comentó.
A decir de César Barros las buenas prácticas dependen muchas veces del director de los Centros de Reinserción Social (Cereso) y del apoyo del estado, en este caso de Puebla que en 2014 ejerció 378 millones 18 mil pesos en los penales, según el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados.
En su análisis “Los centros penitenciarios en México", se indica que Puebla tiene un sobrecupo de dos mil 345 personas en las cárceles. Tan es así que obtuvieron una calificación de 6.74 en la evaluación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
