De acuerdo con la AMTM, durante un asalto los ladrones se llevan de dos a cuatro mil pesos por concepto de pasajes

Por: Guadalupe Juárez

La inversión que un transportista debe destinar, por unidad, para implementar el sistema de vigilancia es aproximadamente de 20 mil pesos, más 200 pesos extra al mes por el uso de datos de conexión a internet, el cual dependerá de la empresa telefónica que brinde el servicio, de acuerdo con Anuar Musalem, de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), capítulo Puebla.

Dicho monto incluye el sistema de videovigilancia, el botón de pánico y el GPS que no sólo es útil para la seguridad en el transporte público, sino porque sirve para clarificar responsabilidad o participación en accidentes de tránsito y hasta para sustituir las barras contadoras, con lo cual los permisionarios pueden controlar el número de usuarios por día que abordaron sus unidades.

Es decir, el sistema contiene una cámara que registra el trayecto del vehículo, una más donde se observa el acceso a la unidad y el botón de pánico, el cual, a propuesta de las autoridades, tendría que estar conectado al C5 en caso de un asalto.

Datos de dicha organización indican que lo que se llevan en un asalto equivale a 50% de la inversión en este sistema al considerar –por ejemplo– que en un solo robo el operador llega a perder de dos mil a cuatro mil pesos, a lo cual se suman los días sin trabajar después del evento y las “hora-hombre” que destinan para levantar la denuncia.

En días recientes, ante el registro de asaltos violentos en unidades del transporte público en la capital del estado, el alcalde Luis Banck Serrato exigió a los concesionarios instalar un sistema de vigilancia que permitiría identificar a los responsables y atender los casos de manera más oportuna.

Asimismo, en el Congreso local analizan una iniciativa de reforma que obligue a los transportistas a instalar botones de pánico y el sistema de videovigilancia en las unidades de transporte, requisito obligatorio para obtener una concesión.

De acuerdo con un estudio, también de la AMTM, existen diversos factores sociales y económicos que hacen que el sistema de transporte público sea susceptible a sufrir actos delictivos, como los horarios vulnerables (escasa afluencia de usuarios), largos recorridos en lugares solitarios, máxima ocupación y el efectivo que maneja el operador.

Además de la escasa o inexistente iluminación, la mala planeación y diseño de paraderos, así como que los usuarios viajen con artículos como celulares, joyas y aparatos electrónicos.

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