Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez /[email protected]

Manuel Alonso García, el nuevo secretario de Seguridad Pública en Puebla capital, es un buen policía, nadie lo duda.

Lo recuerdo como segundo de a bordo, trabajando al lado de Adolfo Karam en la Policía Metropolitana, en el trienio de Mario Marín Torres, cuando a sangre y fuego recuperaron a los comerciantes que eran atracados en una plaza por allá del rumbo de la Capu previo al Día de Reyes.

Más tarde lo volví a encontrar cuando trabajaba en la administración de Blanca Alcalá, en donde los resultados fueron satisfactorios, aunque, por supuesto, eran otros tiempos.

Recientemente, en San Andrés Cholula su labor fue destacada al lado de Leo Paisano; el vecino municipio gozó de mejor seguridad que Puebla capital y esto le valió el ascenso para regresar a dirigir los destinos de los cuerpos policiacos de Puebla.

Su labor no será nada fácil, dicen los que saben que la situación en materia de seguridad pública en Puebla está peor de lo que se pensaba, aunque los gobiernos buscan echarle la culpa al nuevo sistema de justicia penal, que s ibien es cierto ha contribuido, también se debe a la ineficiencia y poca preparación de los cuerpos de seguridad.

En fin, Manuel Alonso llega con el voto de confianza, pese a que carga a cuestas con el peso de La Hermandad, grupo que es una especie de sindicato policiaco creado hace años, inspirado en la película Sospecha mortal, protagonizada por Richard Gere y Andy García en los años 90, donde Gere caracteriza a un policía corrupto que forma una agrupación a la cual protege, les da los mejores horarios, patrullas, salario y armamento, pero frecuenta a las esposas de algunos de sus elementos  y obtiene todo tipo de canonjías negociando con la delincuencia organizada. Un agente representado por García es el encargado de asuntos internos e investiga a Dennis Peck, el papel de Richard Gere.

Un nombre llama la atención: Héctor Guerra, líder de La Hermandad y policía del que se han escrito todo tipo de cosas de dudosa reputación.

El reto de Alonso al frente de las fuerzas de seguridad del municipio de Puebla es saber si será leal a los ciudadanos u operará con La Hermandad para mantener en calma a la ciudad al precio de negociar con la delincuencia y generar todo tipo de privilegios para su grupo.

En 2010, el periodista Arturo Luna Silva, experto en el tema de seguridad pública, escribió en su columna la siguiente revelación sobre La Hermandad:

“El pacto entre Héctor Guerra Montiel y José Manuel Alonso García surtió efectos antes de lo esperado y encumbró a La Hermandad antes de lo esperado.

El pasado 7 de abril en esta columna comentamos que había un acuerdo entre Héctor Guerra, director de Vialidad Estatal, y Manuel Alonso para que en el siguiente trienio, éste fuera el secretario de Seguridad Pública y Vialidad Municipal.

La verdad es que no tuvieron que esperar tanto y este martes José Manuel Alonso ya es el secretario de Seguridad Pública.

Este poderoso grupo ya tiene bajo su control la totalidad de la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad Municipal, la Dirección de Vialidad del Estado y otras posiciones dentro de la Policía Estatal, Policía Metropolitana y la Policía Auxiliar.

En pocas palabras, en estos momentos La Hermandad tiene más fuerza que nunca y es gracias a los influyentes padrinos políticos que tienen.”

Siete años después, las cosas siguen igual, aunque Héctor Guerra hoy está encargado de la seguridad en el IMSS, al servicio de Enrique Doger Guerrero; fue el ex jefe policiaco Adolfo Karam quien se lo recomendó al priista, cuando el ex director de la Policía Judicial apoyaba a Doger como candidato a la gubernatura. Ahora el candidato de Adolfo es Ricardo Urzúa.

Manuel Alonso tiene el resto de su vida por delante.

 

UN PILLO DE SIETE SUELAS

Todo un varguitas resultó el presidente municipal de Tepeaca, David Huerta, quien es candidato a irse al Cereso, si antes no se da a la fuga.

Este pillastre, socio del subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri, no comprueba, según información de Diario Cambio, el manejo de recursos por más de 27 millones de pesos, de acuerdo a lo publicado por el Diario Oficial del Estado y reportado por la Auditoría Superior, que debería de poner especial atención a este rapazuelo, quien posiblemente haya desviados los recursos a la campaña de su mecenas y socio, Juan Carlos Lastiri.

Hablando de Lastiri, ahora resulta que el funcionario federal, de quien se ignora a qué hora trabaja en el gobierno peñista, ya que se la pasa haciendo proselitismo en Puebla, se promociona como el candidato del gobernador José Antonio Gali a la gubernatura; al menos eso dicen sus cómplices, como el “capo” que despacha en la Sedatu, el tal Juan Manuel López Arroyo.

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