Por: Mario Galeana / @MarioG24H

No estaba prófugo ni escondido. El alcalde de Palmar de Bravo, Pablo Morales Ugalde, se paseó ayer por la capital del estado. Un acto oficial lo llevó al Auditorio de la Reforma, en la zona de Los Fuertes, para asistir al primer informe trimestral de labores del gobernador José Antonio Gali Fayad.

De quien Morales Ugalde sí quiso huir fue de la prensa, ya que al percatarse de su presencia corrió para entrevistarlo. Agitado, escueto en su declaración y reprochador con los medios, descartó ser cómplice de bandas dedicadas al robo de combustible.

Con ello, negó también haberse ausentado de sus funciones al frente del Ayuntamiento para huir, ante las filtraciones que lo vinculan con una investigación que dirige la Procuraduría General de la República (PGR) por la extracción ilegal de gasolina y diésel de los ductos de Pemex.

Aunque sí reconoció que posee tres gasolineras en la región de Palmar de Bravo que están bajo auditoría del Sistema de Administración Tributaria (SAT) y que, por eso mismo, se encuentran provisionalmente sin servicio.

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Pablo Morales aseguró que desde el 18 de abril ninguna instancia federal lo ha citado a comparecer por el incremento de robo de hidrocarburos en el municipio y su posible vinculación con funcionarios  de Palmar de Bravo.

Su presencia y su versión contradijeron por completo al vocero del gobierno del estado, Javier Lozano Alarcón, quien en el mismo evento, por la mañana, dijo haber leído en la prensa la supuesta desaparición del edil ante la investigación que realizan las autoridades federales.

Frente a las cámaras y micrófonos, Lozano Alarcón señaló que si Morales Ugalde no hacía una aparición pública las autoridades locales solicitarían el apoyo de la Interpol y de otros gobiernos para su localización.

Pero nada de eso fue necesario.

El prófugo que no fue

“Espero que digan la verdad”, les dice Pablo Morales Ugalde a un puñado de reporteros que lo persiguen a la salida del Auditorio de la Reforma. Es un claro reproche. Varios sitios de noticias locales aseguraron a lo largo de la semana que, desde el lunes pasado, el edil no se aparecía en ninguna sede de gobierno de Palmar de Bravo.

El jueves 25 de mayo la PGR filtró a medios nacionales que, por el robo de combustible en Puebla, se le investigaba a él, junto a los presidentes de Tecamachalco y Cuyoaco. Con la publicación y testimonios que los medios locales recogieron, el
vínculo estaba hecho: el alcalde era ya –apostaron– un prófugo.

“Hoy me entero que ya hasta me bautizaron como El Fantasma. No se vale. Todos los señalamientos tendrán que demostrarlos”, le dice el alcalde al grupo de reporteros.

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—¿Y sus gasolineras no están bajo auditoría? —le preguntan.
—¡Ah! En el SAT tengo auditoría y con Pemex estoy en eso de la licencia mercantil. Son apercibimientos que hacen y hay que contestarlos —responde de pronto, como si recordara una nimiedad, un hecho que no significa nada.

—¿Y no lo ha citado para comparecer?
—El 18 de abril se hizo la investigación y no hubo nada. Las acusaciones son la verdad de los medios, no mi realidad. No tengo ningún vínculo (con huachicoleros), gracias a Dios.

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