Las Serpientes
Por Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
Lo que ocurre en el PRI de la capital es el fiel reflejo de lo que es este partido en Puebla, un instituto político sin pies ni cabeza y lleno de ambiciones e intereses personales.
Luego de que se abortó la llegada del oaxaqueño Javier Casique Zárate por sus antecedentes nada confiables, se desató una lucha interna donde ninguno de los grupos quiere ceder este pequeño espacio.
A Pepe Chedraui ya se le hace tarde para irse, pero no lo puede hacer porque simple y sencillamente los involucrados no se pueden poner de acuerdo en torno a quién será su sucesor.
Y es que todo parece indicar que ahora sí Pepe Chedraui le quiere pelear de tú a tú la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Puebla al diputado federal, Víctor Manuel Giorgana Jiménez.
Todo porque Pepe ha recibido buenas noticias sobre su posicionamiento en Puebla capital, mismo que lo coloca como el segundo priista más conocido en la ciudad, sólo detrás del actual delegado del IMSS en Puebla, ex alcalde y ex rector, Enrique Doger Guerrero.
Pepe Chedraui maneja información de primer nivel, producto de sus amigos, cercanos al presidente Peña, quienes seguramente ya le informaron que hay posibilidades para el tricolor, toda vez que el partido cree que puede robarse la elección federal, tal y como lo hizo en el Estado de México.
En el círculo cercano al presidente Peña hay plena confianza de repetir lo que ocurrió en el Estado de México para 2018, donde el tricolor hizo uso de todos los recursos de los programas federales para ganar y adicionalmente fragmentó al voto opositor para debilitar a Morena, siendo el PRD, y no el PAN, el partido bisagra para ese proceso, así como su ex candidato Juan Zepeda.
Volviendo al tema, quien ahora ha levantado la mano para hacerse de la dirigencia del PRI en Puebla capital es Paco Ramos, íntimo amigo de Mario Marín García, hijo del ex gobernador del estado, ex diputado federal y ex yerno de Chayito Robles.
Ramos es el lamebotas de Juan Carlos Lastiri Quirós, aspirante del PRI a la gubernatura del estado, quien en sus ratos libres trabaja como subsecretario de la Sedatu y tiene como jefe de su cártel en Puebla al capo Juan Manuel López Arroyo.
Ramos es un bueno para nada, un muchacho sin oficio ni beneficio, quien tuvo la suerte de hacerse amigo de Mario Marín Jr y ser su gato.
Eso le valió ser nombrado director del Instituto Poblano de la Juventud y luego, eventualmente, impulsado para ser diputado federal por el PRI gracias al dedo divino del ex gobernador, quien no le podía negar nada a su vástago.
Más tarde, Ramos se unió a la mafia que encabeza el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri, en ese entonces subsecretario de Desarrollo Social a nivel federal, quien lo apoyó, lográndose ligar a la hija de la entonces titular del área y ex jefa de Gobierno del DF, Rosario Robles Berlanga.
El matrimonio de Ramos con la hija de Robles fue por demás tormentoso, llegándose incluso a hablar de violencia y otras cosas, por lo cual terminó la fugaz unión.
Este es el perfil de quien hoy, con el apoyo de Juan Carlos Lastiri y del marinismo, busca convertirse en el dirigente del Comité Municipal del PRI en Puebla capital. La verdad, de pena ajena.
Lo único bueno, dentro de toda esta tragicomedia priista, es que pese a todos los movimientos de Ramos y el cártel que encabeza Lastiri y el capo López Arroyo, todo parece indicar que de los males es el menor.
El próximo presidente del Comité Municipal del PRI en Puebla capital será Edgar Chumacero, yerno de la ex alcaldesa y ex candidata a la gubernatura, Blanca Alcalá Ruiz, como lo adelantamos en este mismo espacio.
