Es vital que las organizaciones competitivas se ocupen de dónde obtener la información clave y transformarla en conocimiento
Por Ivonne Tapia Villagómez
En la era actual el conocimiento es equiparable al capital económico en la era industrial. En los años 90 fue acuñado el término de gestión del conocimiento, el cual refiere al aprovechamiento óptimo de las capacidades de una persona o grupo de personas para obtener algún tipo de beneficio. Sin lugar a dudas este término se ha entendido desde su concepción como una fuente de riqueza en las organizaciones.
Algunos expertos consideran que estamos evolucionando de una etapa en la que preponderantemente la economía se basa en el capital económico a otra que se sustenta en la información y a su vez se transforma en el conocimiento; de ahí que sea tan importante que cualquier organización que pretenda ser competitiva se ocupe en observar de dónde obtener la información clave para la empresa y cómo convertirla en conocimiento.
Existen otros factores importantes que influyen para la generación del conocimiento dentro de la organización, como el capital intelectual, siendo éste un activo más dentro de la empresa que aunque intangible y difícil de sopesar cuantitativamente hablando infiere, en parte, en aquel conocimiento de la organización a través del saber hacer de los empleados y los procesos de ejecución no dictados en algún documento de la empresa.

Por ello, la gestión del conocimiento se considera como una práctica habitual y metódica, capaz de recoger la información clave de la organización para la toma de decisiones a través de todo aquello que existe en el ámbito interno y externo de la organización, la innovación empresarial, la forma en cómo se coordinan los niveles de la empresa, la identificación de rutinas organizativas y la habilidad para adaptarse de forma rápida a la incorporación de nuevas capacidades considerado todo lo anterior como mercado del conocimiento.
El acopio de esta información genera a su vez la procuración de equilibradas relaciones en el interior del entorno organizacional y, al mismo tiempo, eso sucede con clientes y proveedores.
Por otro lado, favorecer el desempeño de los equipos de trabajo y, sobre todo, hacer de la organización un ente con posibilidades amplias de adaptarse a los diversos cambios propiciando la consolidación de un ciclo vital como proceso integral capaz de crear y generar conocimiento, la captura del mismo, su difusión y transferencia.
La gestión del conocimiento coadyuva al cambio en las estructuras rígidas de la organización de manera paulatina o drástica con innovaciones disruptivas en los procesos que a su vez permitan brindar a la empresa la fortaleza necesaria para transformar las amenazas en oportunidades.

