La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Manlio Fabio Beltrones ahora quiere ser presidente de México desde San Lázaro.

Su propuesta de un gobierno de coalición —apoyada por un buen número de voces nacionales—tiene una ruta feliz: gobernar desde el Congreso ante la eventualidad de un presidente débil.

El escenario que hábilmente ha visto Beltrones es genial (para él), y contempla varios escenarios.

Vea el hipócrita lector:

Si Andrés Manuel López Obrador llega a Los Pinos con una minoría raquítica del 30 por ciento —y con un Congreso adverso— permitirá que el Jefe Manlio —como le dicen servilmente sus adictos—conforme el gobierno de Coalición desde la Cámara Baja del Congreso de la Unión.

(Beltrones ya se alista, faltaba menos, a ser candidato plurinominal como pago a su quietud. Y es que no se ha movido ni quiere —qué raro— ser candidato del PRI a Los Pinos).

En ese sentido, el diputado Beltrones encabezaría con la habilidad que lo caracteriza el multicitado gobierno de Coalición.

Sin la mayoría parlamentaria a su favor, López Obrador tendría que negociar con “Manlio” —como también le llaman sus incondicionales—las medidas trascendentales de su gobierno.

(Algo similar ocurrió cuando Beltrones fue líder del Senado durante el sexenio de Vicente Fox, tanto así que lo bautizaron como el “vicepresidente”).

De ganar la Presidencia el PRI o el PAN o el candidato de un eventual Frente, Beltrones haría lo mismo desde San Lázaro: gobernar con el concurso de los partidos anti PRI, anti PAN o anti Frente.

Todo es cuestión de aritmética y reparto de poder.

La excelente entrevista que este lunes le hicieron en El País los reporteros Javier Lafuente y Luis Pablo Beauregard deja ver lo que se cocina en los hornos de nuestro personaje.

Estas líneas son más elocuentes que el demonio sodomizando a Santa María Egipciaca:

“Un Gobierno presidencial con fortaleza del Congreso es a lo que nos estamos acercando, así que tendríamos que hacer variar las reglas del juego. La mejor manera de que esta dispersión del voto pueda agregarse es con los Gobiernos de coalición, acordados entre distintas fuerzas políticas, que puedan dar estabilidad política.

“Pregunta: Existe un escenario factible: López Obrador gana las elecciones, pero Morena no logra la mayoría en el Congreso, que queda en manos del PRI y del PAN. ¿Va México a un sexenio de inmovilidad?

“Respuesta: La hipótesis es aplicable a cualquier partido, no solo a Morena. La parálisis está a la vuelta de la esquina si no hay acuerdos. Aquellos triunfos electorales que se lograban con un 50% de los votos o más se fueron, se acabaron y no van a regresar. Por eso hay que pensar en cómo cambiar el régimen político. Debe haber una nueva gobernabilidad en este país. Suprimir la importancia del Congreso sería lo más necio que nos podría pasar. Pensar que se puede reinstalar una presidencia de la república de un solo hombre y hegemónica sería un retroceso. Para avanzar hay que acordar”.

Ufff.

Para avanzar hay que acordar.

¿Quiénes lo harían?

El presidente López Obrador y el presidente Beltrones, por ejemplo.

O el presidente Meade y el presidente Beltrones.

O el presidente Anaya y el presidente Beltrones.

López Velarde lo vio muy bien allá por los años veinte mexicanos: “El Niño Dios te escrituró un establo / y los veneros de petróleo el diablo”.

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