Carta de Boston
Por Pedro Ángel Palou / @pedropalou
Volcanes (homenaje a la leve experiencia pompeyana que es vivir en Puebla bajo el Popocatépetl).
1
De fuego, de piedra,
de nieve y agua
gigante adormecido
Hoy despiertas
Tu bostezo inicial
Es una llamarada.
2
¡Allá, a lo lejos!
Me señalas la bruma
¡Entre las nubes!
Gritas y tu dedo apunta
Hacia la nada
¡La punta cubierta de nieve!
Me dices, desesperada.
¡Este volcán es como el amor,
s e d e
s
v
a
n
e c e !
3
Cuando nací ya estabas,
Moriré antes que tú
No te ilusiones
Nada es eterno.
4
Tu lava es un grito
Tu cráter la boca de una herida
La puerta humeante del infierno.
5
Son infinitos los días y los volcanes.
En Panamá hay un pueblo que se llama Volcán
Y en el dormitan, sueñan y cohabitan
Cientos de vulcanos (¿cómo se llamarán
los de esa tierra?)
En las Galápagos hay un pequeño Volcán
que bautizaron Darwin y de su caldera cada tanto
salen pequeños ríos de lava como lágrimas ensangrentadas.
En Costa Rica al Volcán Arenal los lugareños le llaman
Pan de Azúcar.
Los mayas llamaban Huanahpú al Volcán de agua,
En Guatemala, porque está dormido. Chi Q´Qáq, en cambio
le dicen al otro, su hermano: Volcán de fuego porque
sigue enfurecido. En la luna de Júpiter, que llaman Europa
hay un Volcán de hielo, que petrifica.
Un día, cuando encontremos el infierno,
Descubriremos otro Volcán, el que quizá nos salve.
