Habitantes de Xaltepec narran cómo a un año de Earl quedaron sin casa, sin nada, debido a irregularidades en la lista hecha por las autoridades federales
Por Mario Galeana/Enviado
Huauchinango.- Los hijos de Gerónimo Reyes, un pescador de la junta auxiliar de Xaltepec, no olvidan aquel sonido del cielo. Era agosto, pero del año pasado, y las nubes se batían por encima de sus cabezas mientras la lluvia hacía crepitar las láminas de la casa de su abuelo, donde se habían refugiado.
El monstruo se llamaba Earl: una tormenta tropical que la noche del 6 de agosto de 2016 sepultó a 13 personas de Xaltepec, una comunidad donde creen, sin embargo, que el agua es milagrosa: un manantial brota frente a la iglesia del pueblo y, según las creencias, tiene poderes curativos.
A la mañana siguiente, cuando Gerónimo y sus hijos llegaron a casa, no encontraron nada. Ese lugar donde habían hecho la vida era sólo un amasijo de piedras y lodo. Gerónimo logró hallar en una presa cercana a la localidad una de sus redes. Sólo eso dejó Earl para él.
El pescador hizo todas las solicitudes para que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) lo incluyera en la lista de personas que perdieron su casa por completo, y así fue.
Pero cuando llegó el momento de decidir a quiénes les construirían viviendas nuevas, Gerónimo quedó descartado de un plumazo: sus pérdidas fueron, según el dictamen, “daños menores”.
Ahora vive en una pequeña casa de madera que logró construirse por iniciativa del párroco del pueblo. Se reunió dinero y, con eso, se erigieron al menos 20 hogares rústicos para todos los que quedaron sin viviendas y fueron, también de un plumazo, descartados como posibles beneficiarios.
“Lo perdimos todo. Sólo nos quedó la pura ropa con la que salimos esa noche. No tenemos ningún apoyo del gobierno, así que no les debemos nada. Nos apoyaron los de la iglesia, por eso vivimos en este techito. Si no fuera por ellos, quién sabe dónde íbamos a estar”, dice.
Es una tarde gris en Xaltepec y el miedo no se ha ido porque el monstruo ahora se llama Franklin, el huracán que la tarde del martes pasado alcanzó la categoría 1 pero que, desde entonces, ha perdido intensidad.
Gerónimo dice que sus hijos no olvidan las lluvias del 2016 y que por eso la noche del 8 de agosto decidieron otra vez pernoctar en casa de su padre.
“Ellos ya le tienen miedo a las lluvias por todo lo que pasó hace un año. Con poquito se espantan y por eso fuimos a arrinconarnos allá arriba, donde está la casita de mi papá”, cuenta.
Dieron casas a no damnificados
Las viviendas construidas por integrantes de la iglesia fueron levantadas en el lugar exacto donde antes estaban, de ahí se explica que todos los damnificados tengan miedo: cada lluvia los hace creer que la catástrofe no ha terminado.
Martha Castro, vecina de Gerónimo, asegura que no es justo. Según ella, las autoridades entregaron casas a personas que no perdieron nada, a diferencia de ellos.
“Nosotros llegamos a estas casas hace tres meses, porque los del gobierno ya se olvidaron de nosotros. A un señor le tocó, pero su casa original no fue afectada. (De hecho) tiene dos casas: una en otro lado, que es hasta de dos pisos”, narra.
“También (le tocó) al juez de Paz del pueblo. No le pasó nada y ya le hicieron su casa. Ahora la que le dieron está vacía. Y a nosotros, nada. A mis vecinos no les hicieron porque no apareció su nombre en la lista (de beneficiados). El mío sí apareció, pero dijeron que nos iban a trasladar a otro lado, quién sabe por qué. Pero no ha pasado nada”, dice.
Gerónimo secunda la denuncia de su vecina: “No sabemos cómo las repartieron, tal vez fue entre el presidente municipal y el de aquí. Al juez de Paz le dieron su vivienda y no le pasó nada porque vive en la orilla de la carretera. Y de nosotros, que lo perdimos todo, ya se olvidaron”.
Martha, quien es ama de casa, asegura también que el presidente auxiliar de Xaltepec, Norberto Gómez Santos, les ha dicho a algunos de ellos que con un pago de 15 mil pesos pueden tener la vivienda que quieran.
Ella, dice, no los ha pagado por una sola razón: “La verdad, no tenemos dinero”.
Ayuntamiento se deslinda
Por la noche de ayer, cuando parte de los testimonios de Martha y Gerónimo recorrió la red de los 140 caracteres, el Ayuntamiento de Huauchinango, presidido por el alcalde Gabriel Alvarado, se deslindó de los señalamientos y responsabilizó a la Sedatu de la repartición de viviendas.
“Aclaración. El censo y la decisión de a quién se le entregaron casas estuvo a cargo de Sedatu, no del gobierno de Huauchinango. En otras palabras, fue Sedatu la responsable de la lista y no decisión de Gabriel Alvarado, como en el video se afirma”, escribió el Ayuntamiento.
