Por Mario Galeana
Vetado por el Consejo Estatal de Morena, peleado de manera casi irremediable con el dirigente Gabriel Biestro Medinilla y desdeñado por los integrantes del grupo que, como él, arribó al partido en búsqueda de una candidatura, José Juan Espinosa Torres navega sin futuro entre las huestes que dirige Andrés Manuel López Obrador.
El alcalde de San Pedro Cholula quemó sus naves en Movimiento Ciudadano, partido en el que tenía incidencia a nivel nacional, desde septiembre de 2016. Seguro de que su afiliación le daría el respaldo inmediato de las bases, ese mes brincó a Morena y, para ganar reflectores, acompañó el anuncio de su incorporación al partido con la presentación de una lista de bienes incompleta: su 3de3.
Pero una larga serie de yerros –el lucro político de temas sociales, el acoso a periodistas, irregularidades en la asignación de obra pública durante su gobierno y la represión de movimientos sociales– descarriló su proyecto político.
La catástrofe final ocurrió a principios de este mes cuando convocó a una rueda de prensa en la que acusó a Biestro Medinilla de aplicar un albazo al interior del Consejo Estatal para amarrar la Coordinación de Organización en la capital, la antesala de la candidatura al Ayuntamiento de Puebla.
No sucedió nada de lo que previó. Lo único que obtuvo fue el veto inmisericorde del mismo órgano partidista al que acusó. La tarde del pasado 20 de agosto, tras una maratónica sesión de más de ocho horas, el Consejo Estatal de Morena selló su destino: en el pizarrón de votación para postular a los coordinadores de organización en el estado, el nombre de José Juan Espinosa Torres obtuvo cero votos.
Cero.

El inicio del fin
Su llegada a Morena nunca fue cómoda. Cinco meses después de su afiliación, él y Rodrigo Abdala ya peleaban el liderazgo moral de la lucha contra la supuesta privatización del agua. El edil operó, incluso, las controversias constitucionales que varios municipios, como Zoquitlán, presentaron contra la reforma.
Aunque muy por debajo del senador Miguel Barbosa, Tehuacán fue convirtiéndose, de a poco, en la región donde más lo apoyaban. Pero su supuesta cruzada contra la privatización se acabó de un plumazo: el gobierno estatal optó por evitar cualquier ambigüedad y presentó una nueva reforma.
Y, por si faltara algo, el mismo Abdala filmó un video donde lo exhibió como uno de los diputados que, en 2012, votó a favor del andamiaje jurídico que permitía la concesión de este servicio.
Con el lucro político del tema, el presidente municipal acumuló también el rechazo del gobierno del estado. La opaca distribución de obra pública durante su administración, en la que ha llegado a señalarse el posible uso de prestanombres, ha abierto un riesgo latente para él: que el Congreso de Puebla rechace sus cuentas públicas y se le impida participar en el proceso electoral de 2018.
Monreal, el grupo fallido
Error tras error, a José Juan Espinosa sólo le quedaba una oportunidad: probarle a Andrés Manuel López Obrador su efectividad como operador electoral. En la elección del Estado de México, Morena le encomendó a él y al resto del grupo que dirige el jefe delegacional Ricardo Monreal la operación en Ecatepec, bastión de Antorcha Campesina.
Pero el grupo de Monreal fue el único, en toda la jornada mexiquense, que causó problemas a Morena: uno de sus operadores fue detenido con 10 mil pesos y una pistola y el rostro de Espinosa Torres recorrió cada red social por días, tras viralizarse un video en el que alguien le soltaba un puñetazo.
Y el golpe no tenía, ni de cerca, la virulencia con la que el Consejo Estatal de Morena lo dejaría fuera de la contienda por Casa Puebla.
