Encrucijada

Por Luis Antonio Godina / [email protected]

El PRI debía, en los inicios de trabajos de su XXII Asamblea Nacional, responder una pregunta: ¿qué México queremos construir, frente a los nuevos desafíos y tendencias en el contexto global?

Responderla no es tarea fácil porque hoy la realidad ha cambiado y se requiere de un nuevo impulso transformador que brinde certeza, mejores horizontes de progreso y bienestar a las familias mexicanas.

Lo que ocurre en México y el mundo ha variado sustancialmente, y así lo percibimos todos, tenemos una población más crítica ante la falta de soluciones a sus demandas y preocupaciones cotidianas.

Frente a ese redimensionamiento de las relaciones entre sociedad y Estado, el PRI debe fijar una postura con espíritu revolucionario, ratificar su vocación democrática y su compromiso con la justicia social.

La revolución transformadora es una hoja de ruta que plantea la visión del PRI para alcanzar un mejor futuro, a partir de las bases establecidas por las transformaciones realizadas, avanzar en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 es fundamental para consolidar un país próspero y con justicia social.

El PRI es un Partido responsable que escucha e interactúa con la ciudadanía para responder con mejores resultados a las demandas cotidianas de las familias mexicanas. La gobernabilidad democrática y una ciudadanía efectiva es lo que asegura la sana conducción de las políticas y de los asuntos públicos, basados en su participación cívica, en la transparencia, la legalidad y la rendición de cuentas.

Tenemos que reconocer la existencia de un crecimiento económico desigual en términos regionales que muestra dos realidades: por un lado, regiones y estados que registran un rápido crecimiento económico, principalmente aquellos en el norte y centro del país y, por otro lado, encontramos a otros estados con tasas de poco, nulo e inclusive decreciente comportamiento económico.

 

En términos de justicia social, debemos convocar a una alianza colectiva para reducir todo tipo de desigualdades; garantizar una vida sana, una educación de calidad y condiciones laborales dignas; alcanzar la seguridad alimentaria; asegurar la disponibilidad del agua y el acceso a energías limpias, renovables y asequibles para todos; propiciar un desarrollo rural competitivo, eficiente e inclusivo; construir infraestructura; fomentar la innovación; garantizar el derecho a la ciudad y promover la accesibilidad universal a los servicios, a la movilidad y conectividad urbana eficiente para asegurar una vida digna a sus habitantes.

Es necesario impulsar políticas para que la economía crezca sobre bases sanas y sostenibles, que amplíe oportunidades de empleo digno para los trabajadores del campo y de la ciudad, el desarrollo de capital humano e infraestructura física para atenuar las disparidades regionales y elevar las condiciones de vida de las mexicanas y de los mexicanos que, sin duda, son el principal activo que tenemos como país. Las transformaciones emprendidas son el plan para un nuevo impulso económico que garantice progreso y bienestar para la sociedad en su conjunto.

Un México que aspira a ser más incluyente, justo y próspero, debe canalizar de forma eficiente recursos crecientes para impulsar la educación de calidad y formar capital humano competitivo, en línea con la dinámica tecnológica y digital de la sociedad del conocimiento. Esto es la base que permitirá a México tener un mayor crecimiento, fortalecer su presencia en el mundo, asumiendo responsabilidad y rumbo a los retos del siglo XXI.

Un país en donde las familias se sienten amenazadas, viven con zozobra e intranquilidad, exige el reforzamiento de estrategias y acciones decisivas para reducir los índices de la incidencia delictiva, hacer más eficiente y expedita la procuración e impartición de justicia, garantizar el respeto irrestricto a los derechos humanos y la diversidad social.

La ciudadanía reclama seguridad, certeza jurídica y tranquilidad social, y ahí estará, a su lado, el PRI para garantizarlas.

La XXII Asamblea del PRI mostró que hay unidad en la diversidad, que es posible construir y, sobre todo, que se puede avanzar en la construcción del futuro.

Esta Asamblea es exitosa e inédita porque el PRI se imagina el papel que va a jugar en el mediano plazo.

Y ese papel es, sin dudarlo, de artífice del México que viene.

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