La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
Bien dice la abuela que los hombres no tienen llenadera. Menos aún, los hombres acomplejados. La pobre se casó con un ejemplar feo que la llenó de hijos. “Pero es que era simpático”, decía. Y en vedad lo era. Y también trabajador y honrado. La mantuvo “como reina” mientras pudo. Le dio todo “lo mejor”: una linda casa, buenos trapos, carro y un lugar en la sociedad. Ella en cambio era guapísima e inteligente. Inteligente hasta que tomó la decisión de casarse con un tipo feo y mujeriego. “Esos son lo peores”, dijo la abuela con el tiempo; cuando ya no le temía al pobre viejo decrépito. Y les recomendaba a sus nietas casaderas: “agárrense un galán, porque me consta que lo feo cuesta el mismo trabajo”.
Como origen es destino, las nietas se pasaron el consejo por el arco del triunfo y buscaron tipos exactamente iguales que el abuelo: gachos y desleales. La abuela sufrió gran parte de su vida a causa de las trastadas del abuelo. Ni teniendo a la mujer más bella de Córdoba se estaba con juicio, sino todo lo contrario. Yo le atribuyo su donjuanismo a la falta de seguridad que sentía al tener a mi abuela junto. Ella, es neta, se parecía a Greta Garbo en sus buenos tiempos. Y la única manera de no perder a Greta Garbo es afearla y hacerla sentir prescindible. Otra arma no tenía el viejo. En primera porque era un viejo frente a ella (le llevaba casi 17 años) y en segunda porque sabía que al limitarle las hora-cama, la abuela llegaría a sentir que no era lo que se dice una buena amante. Y eso fue exactamente lo que hizo el abuelo con ella.
El viejo se metía con cada garra que podría haberse hecho millonario montando un carrito de Freaks en un circo. Mi abuela, por su parte, era una ama de casa ejemplar. Cuidaba vicariamente de los hijos que el viejo libidinoso le hacía cada vez que no encontraba puta con quien acostarse. Esa es la realidad y ella lo sabe. Por eso después de sepultar al malhechor de sus días nos dijo a sus nietas: “si van a casarse con hombres como su abuelo, prepárense para sangrar, pero no olviden que, a veces, lo más inteligente es parecer tonta”. Y casi todas sangramos, sin embargo, eso de hacernos las tontas pues no se nos dio. Resultado: varios divorcios y un sinfín de dramas familiares.
La abuela le ha sobrevivido más de diez años al abuelo. Por su avanzada edad ya no volvió a encontrar el amor. Sabe que de haber sido al revés, es decir, que si ella hubiera estirado la pata antes, el viejo coscolino ese le hubiera guardado luto dos meses e inmediatamente se hubiera conseguido una nueva mujer. Seguramente más joven para que el ridículo fuera completo. Una de esas prontas vulgares que dejan manchados los cuellos de la camisa a propósito.
La abuela tardó muchos años en perdonar al abuelo. Es más, creo que a pesar de haberlo enterrado, no lo perdona.
Una vez le pregunté por qué se expresaba con tanta malicia sobre él. Me contestó: porque para ese imbécil nada fue suficiente.
Y eso que la abuela era Greta Garbo…
