Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

Las cartas en el PRI ya están echadas, todo va a quedar entre dos aspirantes: Enrique Doger Guerrero, el actual delegado del IMSS en Puebla, y el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós.

Ambos se disputarán la candidatura del tricolor a la gubernatura de Puebla, con una ligera ventaja para Enrique Doger por dos razones primordiales.

La primera, porque ya dos veces se hizo a un lado para dejar pasar tanto a Javier López Zavala y Blanca Alcalá, quienes fracasaron en su intento por llegar a Casa Puebla.

Y la segunda, porque es quien cuenta con los mejores números, toda vez que la mejor posicionada, la senadora Blanca Alcalá, decidió hacerse un lado de la contienda para dejar el camino libre al delegado del IMSS, quien al parecer ya vio llegar su hora.

Doger se ha guardado en los últimos meses para tratar de bajar sus negativos, pero en corto ha trabajado y pactado con varios grupos del PRI, principalmente con el líder estatal del tricolor, Jorge Estefan y con la ex presidenta municipal, quien le ha dado su total respaldo al ex rector y ex alcalde, merced a la enorme rivalidad y animadversión que siente por Lastiri, quien la traicionó en 2016.

Blanca sabe que Juan Carlos la alentó y empujó para que fuera la candidata a la gubernatura y a la mitad de la contienda la abandonó, sabedor de que si perdía, así se quitaba a una adversaria más de su camino.

Ahora, Blanca, Estefan y Doger han formado un solo frente para cerrarle el paso a Lastiri.

Doger, aunque no pertenece al grupo de Videgaray y de José Antonio Meade y por ende de Ochoa Reza, ha comenzado a ser acercado a ese grupo por Estefan y Blanca, para contrarrestar el apoyo que Osorio y Rosario Robles le brindan a Lastiri.

Doger sabe que es su última oportunidad de poder convertirse en gobernador de Puebla y de que, quién vaya a ser el candidato del PRI a la Presidencia, necesita al personaje más competitivo para poder cerrar la pelea en el quinto estado con el padrón electoral más grande del país.

A su vez, Lastiri anda en franca rebeldía, sabedor de que si no logra la candidatura a la gubernatura, nuevamente puede negociar como lo hizo en 2012 y ahora quedarse con la postulación al Senado de la República.

El problema para Juan Carlos es que a pesar de que ha contado en cinco años con todo el apoyo de los cargos federales que ha ostentado y del grupo de Osorio, no crece en las encuestas y lo que se ve en sus actos es la misma gente que acude a cada uno de sus eventos.

Los que van son los beneficiarios de los programas sociales, la gente que se encuentra dentro de los padrones y que asiste porque no quiere quedar fuera de los apoyos del sistema, pero que en realidad sale a votar por quien vaya a ser el candidato del tricolor.

Lastiri no suma más votos que los que ya tiene de por sí asegurada la marca PRI, los cuales, elección tras elección, han ido a la baja, esa es otra de sus debilidades.

Doger, a su vez, además de ser un hombre muy hábil para el debate público y en redes sociales, es bien aceptado entre algunos círculos no necesariamente identificados con el tricolor, merced a su paso por la Universidad Autónoma de Puebla. El ex rector va por su última oportunidad y no la va a desperdiciar.

El círculo del tricolor ya sólo se circunscribe a lo que ocurra con Doger, quien lleva la delantera o Lastiri, cuya esperanza es que Osorio Chong se haga de la candidatura, aunque con ello arrastren al Revolucionario Institucional a la tercera fuerza política como ocurrió en 2006 con Madrazo.

Y para los que no creen, lean la encuesta que publicó el portal SinEmbargo, la cual pronostica para el tricolor una catástrofe peor a la que vivieron en 2000 o 2006.

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