Los delincuentes que deberían cumplir más años en la cárcel salen en libertad y los menores que cometen un delito no pasan más de cinco años en prisión
Traspatio
Por Luis Pavón / @pavonlui
¿ Para qué detienen a un delincuente si en pocos segundos, minutos u horas, van a quedar en libertad? ¿Para qué presentar la denuncia? ¿Sirve de algo?
Esas preguntas se las hice la semana pasada (Traspatio del 22 de agosto). Se las vuelvo a plantear en esta entrega, y es que las personas menores de edad que cometen delitos también se han visto favorecidas con el Nuevo Sistema de Justicia Penal.
Es bien sabido que el crimen organizado se ha aprovechado de los beneficios legales que tiene el cometer delitos con personas menores de edad y por ello las han reclutado. Aunque también están quienes han incursionado por su propia voluntad, por obtener un status, ganar dinero fácil o por vivir mejor aunque sea poco tiempo, entre otros muchos factores más.
A un año de haber entrado en vigor el Nuevo Sistema de Justicia Penal en el país, miles de adolescentes han dejado de manera anticipada la prisión sin importar el delito que hayan cometido.
Ahí le va un ejemplo muy representativo: 75% de los menores sentenciados en Chihuahua, por homicidio, secuestro, extorsiones y otros delitos obtuvieron su libertad adelantada.
“Hubo disminución en algunas penas y hubo menores requisitos (...) Menores requisitos para tener ciertos beneficios”, me dijo el fiscal de Ejecución de Penas y Medidas Cautelares de Chihuahua, David Flores Carrete.
Fue entonces que le pregunté: ¿De los que obtuvieron su libertad, se hizo algún análisis sobre si había riesgo de reincidencia?
“No. El código lo permitía y finalmente las disposiciones eran claras”, me respondió en la entrevista.
Minutos antes había recorrido y grabado para Noticieros Televisa las condiciones de lo que antes llamaban tutelar, ahora es Centro de Reinserción Social para Adolescentes Infractores de Ciudad Juárez (Cersai).
Aquello parecía un centro recreativo, un espacio con un patio enorme, un sitio para sembrar, criar animales y de una tranquilidad absoluta.
Cada vez que grabo en una cárcel de Chihuahua me pregunto lo mismo y esta vez no fue la excepción: ¿Siempre estará así de limpio y ordenado, o lo “bañan” para las visitas?
En esa grabación conocí y hablé con Pablo, como pidió que lo nombrara.
Él es uno de los beneficiados por el Nuevo Sistema Penal Acusatorio que entró en vigor el 18 de junio del año pasado.
Pablo tenía una sentencia de 10 años de prisión por el asesinato de sus padres, tenía 15 años de edad cuando cometió el homicidio. La reforma penal estableció que ya no tenía que pasar los 10 años recluido, ahora su pena máxima era de cinco años, por ello su sentencia se redujo a la mitad.
Hace nueve meses fue puesto en libertad y salió del Cersai y esto me dijo en la entrevista que le hice:
“Cuando nosotros nos enteramos de todo eso de la ley y hasta salía en la tele, mirábamos a mucha gente que estaba protestando contra eso, y yo pensé que en realidad ellos tenían todo el derecho para hacerlo, porque en la ley se habla mucho de la reparación del daño y todo eso (...) Con una reparación de daño no creo que se pudiera reparar lo que hicimos”
Al salir de la reclusión, Pablo no sabía qué hacer, a dónde ir. Una institución que ayuda a menores infractores lo acogió. Vive en un albergue donde lava platos, ayuda en la cocina y se motiva para salir adelante.
El representante legal de “Tenda di Cristo” la asociación civil que trabaja en ayudar a grupos vulnerables y dio albergue a Pablo me reveló esta cifra: De los jóvenes que no tienen apoyo, 90% recae a lo mismo.
Lo que ocurrió en los dos Centros de Reinserción Social para Menores de Chihuahua es un retrato de lo que sucedió en el país.
Antes de la entrada en vigor del Nuevo Sistema de Justicia Penal, en los dos centros para menores de esa entidad, había 441 adolescentes recluidos. Hoy sólo quedan 109.
Pablo fue uno de los 332 jóvenes que obtuvieron el beneficio de la libertad sin importar el delito cometido.
La reforma del Sistema Penal en el país quitó varios delitos del catálogo de prisión preventiva y también redujo las penas. Estableció una sentencia máxima de cinco años para los adolescentes entre los 16 y 17 años que cometan un delito. En el caso de quienes tienen 14 y 15, sólo pueden pasar tres años en reclusión.
Estas sanciones sólo aplican a quienes cometan delitos graves. Y ese es el caso de Jesús, un joven de 18 años, quien ha sido recluido en tres ocasiones. Empezó a delinquir a los 15 años de edad. Lleva tres años y medio preso por secuestro y robo. Su sentencia fue de 15 años, sin embargo, logró una reducción.
“Al último me dieron cinco y medio porque me benefició otra ley de secuestradores, donde a los menores la máxima que le podían dar era de cinco años pero como tengo dos delitos, por uno me dieron cinco años y por el otro me dieron medio año, así se quedó conmigo cinco años y medio”, mencionó.
¿Cuánto te falta para salir?
“Un año y medio, pero anda viendo la abogada si salgo en estos meses. Anda metiendo unos beneficios”, recalcó.
Hay que recordar que Chihuahua fue el primer estado en implementarse el Nuevo Sistema de Justicia Penal en el país, lo hizo en 2008. Dos años después aprobó la cadena perpetua, la cual fue anulada con la entrada en vigor del código único de procedimientos penales en 2016.
El fiscal en Ejecución de Penas y Medidas Cautelares de Chihuahua está a favor de una reforma que considere un mayor número de delitos como parte de la prisión preventiva, ya sea para adolescentes o para mayores de edad.
“Falla el ser totalmente garantistas en la emisión del Código de Procedimientos Penales. Eso lo podemos nosotros decir o defender desde el punto de vista de ser un estado del norte, frontera, con un Sistema Penal Acusatorio desde 2008 que vivió unas épocas bastante duras en materia de seguridad y en donde la portación de arma de fuego era uno de los delitos con mayor incidencia”, señaló.
No obstante, dice que en su entidad apuestan a la reinserción, y aunque asegura que la reincidencia delictiva de los adolescentes es baja, también admite que no hay una cifra exacta porque la mayoría sale del Cersai siendo mayores de edad y, si reinciden regresan, pero a las cárceles para adultos.
Pablo no quiere reincidir, al menos eso me dijo en la entrevista. Por ello decidió no regresar a la colonia donde vivía en Ciudad Juárez. Busca empezar una vida nueva y motivarse con sus actividades.
“El día que salí como que no sentí tantas ganas como debí haberlas tenido (...) Creo que sí es necesario eso de cambiar el entorno, porque muchas veces eso lo he visto con mis compañeros, muchas veces cuando vuelves al mismo lugar siempre vuelven a caer”.
Lo vuelven a hacer, reinciden, sean menores o mayores de edad y siguen libres. La frustración social se palpa.
Las autoridades ya empezaron a revisar el Sistema de Justicia Penal Acusatorio y analizan hacerle reformas. Sus impulsores se oponen, acusan a la autoridad de no aplicarlo adecuadamente.
Mientras sigue el debate, quienes porten armas de fuego ya no van a la cárcel, quienes delinquen una y otra vez, tampoco. Las Unidades de Medidas Cautelares, que deben hacer el “cárdex” de los delincuentes no funcionan, no hay quien haga dicho trabajo.
La sociedad se siente indefensa
