Encrucijada

Por Luis Antonia Godina / [email protected]

Cuando decidí escribir Pensar Puebla, pensé en aportar un punto de vista al debate que corre en nuestro estado en estos tiempos.

Es un punto de vista sustentado en experiencias en los sectores público y privado, los años que me han permitido, como ciudadano y servidor público, saber lo que le duele a Puebla y lo que le hace falta.

Hoy, ahí está la propuesta, en blanco y negro, para ser conocida, debatida, criticada pero sobre todo ser leída por todos aquellos que tienen interés para que al estado le vaya bien.

No podemos aspirar a tener una mejor entidad refugiados en la apatía o la inmovilidad. No. Hoy necesitamos que todos aquellos que tienen algo que decir, algo que aportar, algo que criticar, participen y se involucren en el debate que ha comenzado en Puebla.

Por eso, planteo la necesidad de una revolución política.

Los regímenes autoritarios y las decisiones cupulares y centralistas han derivado en una distribución desigual del poder político, económico y los beneficios sociales. Por ello es vital avanzar en el desarrollo democrático del estado, a efecto de impulsar una mejor distribución de los poderes político y económico, tanto horizontal como verticalmente, para dotar a todos los ciudadanos, sin exclusión, de mayor capacidad de decisión política y económica. De esta forma, todos los grupos sociales se vuelven copartícipes y corresponsables de su propio desarrollo.

No necesitamos menos gobierno, sino un mejor gobierno, ya que éste desempeña un papel central en el desarrollo, pues es complemento indispensable de los mercados, garante del bienestar social, promotor de las actividades productivas y rector de la economía. Es factor clave en la difusión del conocimiento, en el alivio de las disparidades, en las funciones de regulación y supervisión. Se necesita un gobierno que desarrolle todas estas funciones con eficacia, eficiencia y de cara a la sociedad. Se precisa hacer de la eficiencia la vertiente total del gobierno pues es lo que principalmente lo define y determina.

La violencia, la inseguridad y la impunidad están socavando las bases de la convivencia civilizada, todo eso atenta contra el crecimiento económico y el desarrollo social. Por eso, es preciso actuar con firmeza y para ello se requiere instrumentar un modelo de desarrollo para todos, plantear reformas de fondo en nuestros sistemas de seguridad y justicia, profesionalizar el combate al delito, romper con complicidades oscuras y que todos cumplan cabalmente las leyes.

Eso es lo que propongo.

Es tiempo de escuchar a todos.

¿Ustedes qué opinan?

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