Fortaleza y Unión: Poder Ciudadano
Por: Claudia López Mazariegos / @Clau_LopezM
Desde hace más de 20 años, las familias monoparentales son más comunes que las denominadas familias convencionales compuestas por el padre, madre e hijos.
En la actualidad, podemos ver familias encabezadas solamente por el papá o la mamá, en algunas ocasiones también por abuelos, quienes se encargan de criar a los nietos.
De acuerdos con datos del INEGI en una encuesta realizada en 2015, siete de cada 10 familias son dirigidas por madres solteras, aunque también podemos distinguir que cada vez son más los hogares que son manejados por padres solteros, situación que se ha incrementado en los últimos años.
Se debe reconocer que el entorno de un hogar monoparental (sea de padres solteros o madres solteras) es mucho más estresante que en una casa en donde habitan los dos padres, ya que las responsabilidades y los deseos de crear un ambiente hogareño es una meta que ambos comparten.
Algo que afecta indudablemente a los miembros de estas familias es la errónea creencia acerca de que el núcleo familiar de padre, madre e hijos es el modelo ideal de un hogar. Esta idea es rotundamente falsa, ya que la armonía entre los miembros de la familia es la verdadera base para conformar un hogar.
En el caso de los hogares con padres solteros, esta falsa creencia les hace sentirse abrumados por la responsabilidad de cuidar a los hijos, trabajar, cubrir las cuentas de la casa, los quehaceres diarios, etc; eso, además de lidiar con problemas de índole legal como las visitas y custodias, conflicto entre los padres, la relación alterada con la familia extendida (abuelos tíos, primos).
Todas estas situaciones generan en los niños y adolescentes de hogares monoparentales un sentimiento de vacío, que si sus padres no resuelven de inmediato, podrán generar un daño emocional y orillarlos a caer en actos nocivos para su persona.
El avance de la tecnología y la modernidad mal encausada han venido a dañar la interacción familiar porque se han convertido en una adicción y una herramienta letal para la comunicación entre los miembros del hogar, además de los traumas y sentimientos negativos en jóvenes y niños que hacen que la sociedad se vaya descomponiendo en un laberinto de antivalores, irresponsabilidad y falta de respeto.
Por ello, vale la pena reflexionar sobre si un hogar monoparental y la responsabilidad de dirigir en solitario una casa no representa caos familiar.
La manera en que se organice el hogar, ya sea entre ambos padres o solo uno, es lo que conlleva al éxito en las relaciones interpersonales y la formación de los hijos.
Los gobiernos y los padres, en plena coadyuvancia, tenemos la importante responsabilidad de crear una mejor sociedad y esto debe ser a partir de nuestras propias familias; se deben generar políticas públicas que permitan un mejor desarrollo, un mayor empoderamiento de capacidades y habilidades de los padres, así como el fomento de valores desde las propias escuelas.
Sin embargo, como padres no podemos adjudicar a agentes externos todo lo malo que acontece en la casa, y debemos hacer conciencia sobre los puntos en que debemos enfocarnos más. Los padres solteros, así como los matrimonios convencionales, tenemos la obligación de ayudar a nuestros hijos a enfrentar las dificultades, trabajar juntos en la resolución de los problemas, el apoyo de los amigos, compañeros de fe y otros miembros de la familia extendida.
