Por Osvaldo Valencia
En cada rincón de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) que pisa Alfonso Esparza Ortiz el grito de reelección lo acompaña. La insignia de los bigotes, que caracteriza al candidato a la rectoría, aparece en cualquier edificio que visita.
La melodía “la universidad vive” resuena en cada espacio donde el actual rector de la BUAP busca ganar el voto del alumnado, académicos y administrativos.
“Quiero una foto con Esparza”, dice una alumna de Comunicación al ver al rector adentrarse entre los jóvenes para llevar sus folletos de propuestas para convencerlos de que voten por él.
La música de banda y de mariachis, los gritos de reelección, las porras de “Esparza, amigo, la BUAP está contigo”, los disparos de las cámaras y de celulares comienzan a cimbrar todo una vez que Alfonso Esparza Ortiz llega a cada unidad, montado en una Lobobici.
En cada unidad académica a la que va, la fiesta lo acompaña; ya sea en la escuela de Artes Plásticas o en la Facultad de Comunicación, su presencia es sinónimo de paro de actividades, de celebración.

Desde sus trincheras, los directores de cada facultad que visita Esparza Ortiz le demuestran el respaldo a “su candidato”.
“Un líder innovador que lleva sus palabras a los hechos”. No es la descripción que hace Esparza Ortiz de si mismo. Es la forma como lo ven los directores de las facultades colindantes con el Complejo Cultural Universitario (CCU).
Un líder que ha impuesto la equidad de género como sello de su gestión es la interpretación que le dan los docentes a la elección de una vicerrectora de docencia –María del Carmen Martínez Reyes– para su equipo de trabajo.
Si tuvieran que resumir en una palabra a la administración de Esparza Ortiz sería “pluralidad”. Así lo hacen los comunicólogos, también los artistas plásticos, los músicos, etnocoreólogos, los médicos, los enfermeros y también los veterinarios.
