La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
Disculpará el lector que nuevamente escriba sobre Gog, el sórdido personaje de Giovanni Papini. Pero a veces sucede que uno toma un libro –o al autor de ese libro– y se obsesiona.
Se obsesiona por muchas razones. Una de ellas puede ser la aproximación de personajes de ficción con personajes reales. O al revés.
Por ejemplo: cuando leí “Freedom” de Jonathan Franzen, me sentí identificada con Patty. A Patty le sucedió casi exactamente lo mismo que a mí en su matrimonio. Por eso devoré la novela, así como devoré Lady Chatterley de D.H Lawrence.
Me gustan las historias que retratan a mujeres aburridas en su vida conyugal y que se aventuran a la catástrofe con tal de sentirse vivas, aunque al final terminan muertas o presas de la culpa.
Leyendo Gog, me puse a buscar su símil en la realidad y brincó a mi mente la imagen de Donald Trump. Él hubiera podido ser Gog: es patético, es millonario, tiene acceso a todos los círculos sociales, es ignorante y hace gala de su mal gusto a la menor provocación.
Gog era un tipo aburrido, acomplejado y repulsivo, como Trump. Sin embargo, Gog utilizó su riqueza para acercarse a personajes interesantísimos.
Pactó visitas con Ford, con Gandhi, con Einstein, con Edison y con Lenin. Y éstos aceptaban recibir a Gog porque Gog los llenaba de obsequios o simplemente pagaba sumas exorbitantes con tal de verlos.
Evidentemente todos esos personajes veían en Gog a un sujeto degenerado y abyecto, pero eso no fue impedimento para sentarse con él.
Cuando Papini recoge los textos de Gog menciona que ha tenido que suprimir algunos porque eran francamente depravados.
Y aunque Gog haya sido un personaje salido de la mente de Papini, debió estar inspirado por un personaje de carne y hueso. Algún personaje que bien pudo ser un Donald Trump del pasado.
Gog era un supersticioso nato. Le gustaba rodearse de brujos, chamanes y nigromantes. También en sus viajes conoció a varios caníbales y médiums.
Imagino que Trump debe ser en la intimidad un Gog de closet, con una diferencia: a Gog le atraían sobremanera los intelectuales y la gente de ciencia; cosa que no parece agradarle mucho a Trump.
Y otra diferencia más: Gog terminó hundido en un manicomio, mientras Trump… Trump despacha en la Casa Blanca y tiene al mundo de cabeza.
