El edil Luis Banck, en un recorrido por la zona, señaló que las demoliciones de inmuebles históricos con afectaciones sólo serán de manera parcial
Por Mario Galeana
Vecinos del Centro Histórico de Puebla acusaron que las autoridades de la capital no les han informado si serán demolidas las casonas y edificos antiguos acordonados tras el sismo del pasado 19 de septiembre y que colindan con sus viviendas y negocios.
Arturo Flores, propietario de un negocio de relojes ubicado sobre la calle 2 Norte y 12 Oriente, dijo que la antigua Casa de las Culturas Contemporáneas, un edificio que colinda con su negocio y que está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), está en riesgo de colapsarse.
“Pero no sabemos si lo van a tirar o no porque a nosotros nadie nos está informando nada. No han venido a decir qué va a pasar con el edificio. Y seguramente lo van a dejar igual porque está protegido, pero siquiera que alguien venga a decirnos que no hay riesgo”, declaró.
Nadie sabe qué pasará tampoco con una vieja casona deshabitada de la calle 3 Poniente, casi esquina con 5 Sur, que tiene el portón enmohecido, hierba que crece en los balcones y una cinta lo rodea.
“Yo creo que lo mejor sería tirarla. Pero aquí sólo vinieron una vez a verla, pusieron la cinta que se está cayendo y no han hecho nada desde entonces”, comentó Arturo, trabajador de un estacionamiento frente al inmueble.

En todo caso, la posible demolición de estos edificios genera resistencia. Integrantes de Puebla Antigua, grupo dedicado al rescate de la memoria de edificios históricos, pugnan porque la iniciativa privada tome cada casona en riesgo y la restaure en solidaridad por el sismo.
Uno de los directores del grupo, David Ramírez Huitrón, adjudica el riesgo de los inmuebles no sólo al temblor, sino al olvido de sus propietarios, quienes por décadas no han invertido en su mantenimiento.
A casi una semana del sismo, el Centro Histórico permanece igual que la tarde del martes cuando se activaron las alarmas. A donde quiera que uno voltee hay acordonamientos y manchas de polvo en las banquetas, aunque casi la mayoría de los comercios abrió sus puertas de nuevo.

Entretanto, Leslie, una joven de 24 años, pintaba ayer una columna de la escuela Leona Vicario, donde estudió sus seis años de primaria. “Te vamos a extrañar. La mejor escuela. Generación 1992-1998”, deja escrito con plumón negro, dado que en redes sociales se difundió que el plantel educativo sería demolido.
Eso dependerá, sin embargo, de un análisis que realizarán en conjunto la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (Capcee).
