¡¡¡ 3, 2, 1, cero… comenzamos!!!
Por Pablo Chávez Meza
Como dice el viejo refrán, la duda mata y la espera es pior. Así es como la clase política, empresarial, analistas y hasta la angustiada de mi tía abuela Godofreda se encuentran en estos momentos, luego de que se diera a conocer una quinta ronda para la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a celebrarse del 17 al 21 de noviembre próximo en la Ciudad de México.
El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer fue el encargado de tundir a sus contrapartes de México y Canadá. Durante la conferencia de prensa conjunta, el funcionario estadounidense se lamentó y acusó a sus contrapartes de “no aceptar criterios que ya se habían aceptado en el pasado”.
Según Lighthizer, ni México ni Canadá quieren aceptar criterios en comercio digital, telecomunicaciones, lucha contra la corrupción, entre otros.
A decir del representante comercial estadounidense, lo que busca su país es reducir el déficit comercial; mientras que el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo y la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, dijeron que lo que buscó en esta ronda fue un “ganar-ganar-ganar”.
Mientras eso ocurría en Washington, en México analistas financieros siguen optimistas, pues, en palabras simples, el presidente estadounidense, Donald Trump, sólo grita, manotea y busca intimidar, pero ven poco probable que el acuerdo comercial llegue a fin, aunque el escenario de ruptura, reconocen, sí se ha incrementado.
James Salazar Salinas, subdirector de Análisis Económico de CIBanco, dijo que Estados Unidos no dejará el tratado, pero esta presión que ha mostrado con sus constantes amenazas, sí genera incertidumbre, en especial en aquellos sectores vinculados a la parte comercial.
Explicó que si Estados Unidos no se ha salido del TLCAN es porque evalúa los costos de tener que enfrentar al sector empresarial de su país, mismo que recurriría a la Corte o buscaría otros recursos para impugnar esa decisión.
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), a través de su presidenta nacional, Adriana Berrocal González, cree que el acuerdo comercial llegará a buen puerto, gracias a la capacidad de los equipos negociadores de los tres países y de la “racionalidad de empresarios y legisladores” estadounidenses.
James Salazar expresó que Donald Trump enfrentará una fuerte oposición a sus decisiones, debido a que su postura de sacar a Estados Unidos del TLCAN obedece más a razones políticas que económicas.
Pero, ¿qué pasaría si Estados Unidos dejara el acuerdo comercial? El equipo de Análisis Económico de CIBanco responde: En la actualidad casi 80% de los exportadores mexicanos no usan certificados de origen al amparo del TLCAN -¿Queeeeé? musita la Sabia de mi tía abuela-.
-Está bien tía, te explico-. A pesar del acuerdo comercial, de manera unilateral, Estados Unidos ha reducido en los últimos años sus tasas aranceles a naciones con las que no tiene acuerdo comercial alguno, por ello, muchas empresas mexicanas han usado esas preferencias arancelarias en vez de apegarse a los certificados de origen por estar en el TLCAN.
-¡Ahhhh!, pos sigo igual tú-. Va de nuevo tía, el beneficio que tenemos como país socio con Estados Unidos y Canadá es que nuestras exportaciones entran a esas naciones sin pagar aranceles lo que nos coloca en una situación privilegiada aunado a la cercanía del mercado más grande.
La que sí se podría ver afectada sería la inversión extranjera directa (IED) nueva; las exportaciones hacia Estados Unidos también caerían, en el orden de 8% en los dos primeros dos años de la salida del acuerdo.
Las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), vinculadas al sector automotriz o de comercio de bienes y servicios al exterior, también podrían resentir el abandono de los estadounidenses. Estimaciones de CIBanco señalan que podría haber una caída anual de 5.0% del Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), indicador del mercado accionario nacional.
Y bueno, qué decir del tipo de cambio, podría irse hasta los 20 pesos al mayoreo, pero como lo hemos venido diciendo, a esperar de nueva cuenta. Pese a todo, sigue el optimismo, aunque mi pobre tía abuela Godofreda me vea con cara de duda.
