Por Ilse Contreras
Leucemia, debilitamiento muscular, así como cáncer de piel y de pulmón, son algunas de las enfermedades provocadas por el derrame de combustible en cultivos y pozos de agua derivado de las tomas clandestinas, por lo cual “los efectos son devastadores”, señaló la senadora Lucero Saldaña Pérez.
El robo de hidrocarburos ocasiona derrames, fugas, explosiones e incendios que han cobrado vidas y dejado daños irreversibles al ambiente, flora, fauna, agricultura y el tejido social, destacó durante su asistencia al foro Los hidrocarburos en México: Retos y oportunidades para su regulación.
Saldaña Pérez indicó que estos casos han sido registrados por organizaciones civiles y ambientales como Green Peace, los cuales han provocado daños a la salud de las personas, dependiendo del químico con el cual se tiene contacto.
Dijo que de acuerdo con un estudio del Centro Interdisciplinario de Posgrados de la UPAEP, el combustible derramado genera impacto directo al crecimiento de microorganismos benéficos para la generación de nutrientes en el campo.
Por ello, Lucero Saldaña destacó la importancia de impulsar una iniciativa para tener conocimiento de la investigación de la Agencia Nacional de Medio Ambiente para medir los efectos en la salud y el quehacer por parte de las autoridades correspondientes, pues los derrames por hidrocarburo son uno de los problemas ambientales de mayor impacto en México.
Respecto a la falta de responsabilidad de las autoridades en este caso, dijo que “cuando se echan la bolita crece el problema”, al resaltar que es una necesidad la coordinación entre los tres niveles de gobierno y la participación de la sociedad civil para una estrategia conjunta.
“Suma de esfuerzos, suma de recursos y no estar culpando, que es un asunto de Pemex o del gobierno federal porque es delito federal (…) Debe ser una acción coordinada con las distintas autoridades y los afectados, incluso si no participa la sociedad no va a haber resultados satisfactorios”, resaltó.
Desde 2010, la Asociación Anauatlali ha registrado casos de afectaciones a cultivos en municipios pertenecientes al triángulo rojo como Acajete, Acatzingo, Palmar de Bravo, Tepeaca y Quecholac, los cuales han sido contaminados por los constantes derrames ocasionados por los ladrones de combustible, daño que tardaría de siete meses a 10 años para que los campos puedan volver a ser utilizados.