Bitácora
Por Pascal Beltrán del Río
Existe un utensilio que muchos mexicanos guardan en casa y utilizan con frecuencia.
Probablemente lo tengan en el cajón de los cubiertos para que siempre esté a la mano.
Es la doble vara.
Si la tiene, no salga sin ella. Si no, ¿ qué espera para conseguir una?
Este instrumento le permitirá siempre tener la razón. Cada vez que se requiera su opinión e incluso cuando ésta pudiera salir sobrando, saque su doble vara. Dependiendo de la situación, utilice la vara larga o la corta. No se preocupe, su uso no genera costos y no requiere de experiencia previa.
Le pondré un ejemplo reciente, para que vea que la vara doble debe estar en su hogar.
Digamos que usted es alguien que todo lo ve mal, menos lo que usted hace. Es decir, usted es como son muchos mexicanos.
Usted culpa de todo a la autoridad, y bien hace, porque, como bien sabemos, el ciudadano de a pie no es culpable de nada ni tiene responsabilidad alguna en la marcha de la cosa pública.
Seguramente usted habrá escuchado que uno de los ex presidentes de la República es un borracho empedernido. Que diario salía de Los Pinos tambaléandose y regresaba peor. Y que para taparle el ojo al macho corría 10 kilómetros diarios.
Quizá usted escuchó que una persona aceptó públicamente que él había inventado la versión del alcoholismo presidencial. Pues no haga caso de eso. Usted, como buen opositor a todo, siga divulgando que el ex presidente es un borracho, porque, de esa manera, se fortalecerá su posición en la sociedad como alguien políticamente correcto.
Ya ve que a las personas como usted les aplauden mucho más, aunque digan cosas que no son ciertas, que a aquellas que dicen las verdades que casi nadie quiere escuchar. Entonces, no cambie.
En este punto, usted quizá se esté preguntando, ¿y para qué me sirve esta famosa doble vara?
Es muy sencillo: hace unos días una persona, una activista –alguien como usted, pues– dio a conocer que había sido violada por una mujer policía.
A lo mejor usted fue de los que abrió rápido la aplicación de su red social favorita y disparó un hashtag diciendo que #TodosSomosElla.
Si es así, hizo bien. Porque, como sabemos, la información que suena políticamente correcta no necesita cotejarse. Es cierta porque muchos la creen cierta. El que ahora existan dudas sobre su veracidad no es relevante porque a casi nadie le importa eso.
Nuevamente, dirá usted que todo eso está muy bien, pero para qué diablos quiere una doble vara.
Ahí le va: ya quedamos que usted llamó borracho al ex presidente, como toda persona políticamente correcta debe hacer.
Pues fíjese que cuando se estaba armando un bonito escándalo –perdón por el pleonasmo—sobre la supuesta violación de la activista, salieron unos videos donde ella aparece arrastrando la lengua, insultando a los policías y diciendo que tomar no es delito.
A lo mejor algún amigo suyo, necio y quisquilloso, le hará el reclamo. “Ya ves, mano, tú que llamabas borracho al ex presidente, ¡mira lo que hace la activista a la que defendiste en las redes sociales!”. Nunca falta gente mala onda, ¿verdad?
En ese momento, usted saca la vara corta (o la larga, dependiendo cuál haya usado primero). Y le dice en su cara a su amigo necio, quisquilloso y fijón: “No, mano, ella no es borracha. Ella sólo estaba ejerciendo su libertad de ponerse hasta las manitas. Es más, ¡llamarla borracha viola sus derechos humanos!”.
La doble vara lo va a sacar de mil y una situaciones como esa.
Por ejemplo, cuando usted tenga que opinar sobre el debido proceso saque una vara para opinar sobre la persona juzgada o bajo investigación si ésta le cae bien o ve el mundo como usted. Y saque la otra si esa persona es todo lo contrario.
Usted se preguntará qué debe hacer si la autoridad filtra parte del expediente a los medios.
Pues, mire, depende: si la filtración ayuda a una persona con la que usted simpatiza, diga que es demostración de su inocencia. Pero si la afecta, saque la otra vara y diga que se violó el debido proceso.
Y viceversa: si la filtración ayuda a una persona que usted aborrece, diga que viola el debido proceso. Si la afecta, saque la vara contraria y diga que es demostración de su culpabilidad.
Como ve, usted necesita una doble vara. Con ella siempre tendrá la razón. Así que ¿qué espera? Llévela, llévela.
