Por Ilse Contreras
El destape del secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade Kuribreña, como una carta fuerte del PRI en la carrera a la Presidencia de la República de 2018 fue inevitable con toda la efervescencia del proceso electoral y un par de “Meade presidente”, manifestaciones entusiastas que se hicieron durante su visita a Puebla.
Cuatro meses le llevó al dirigente estatal del tricolor, Jorge Estefan Chidiac, y a la presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas (Onmpri), Sandra Montalvo Domínguez, organizar el foro El poder político de las mujeres: Retos y Desafíos, para arropar entre las militantes y afiliadas priistas a quien es visto, desde hace unas semanas, como el abanderado presidencial.
A su llegada al Centro de Convenciones de la capital ya lo esperaba Enrique Doger Guerrero, uno de los aspirantes priistas a la gubernatura del estado, quien fue de los primeros para sacarse la foto con el funcionario federal.
La caminata inició junto a su esposa Juana Cuevas Rodríguez y fue largo el asedio por parte de mujeres, reporteros y líderes de los diferentes sectores del tricolor, así como de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Meade hacía lo suyo: sonreía y saludaba a todo aquel que le puso enfrente su celular para la selfie.
Estefan Chidiac se aferró a su brazo, dirigiéndolo hacia los elegidos, pero no lo soltaba; Meade seguía sonriendo, mientras Juanita, la senadora Hilda Flores Escalera y otras mujeres del partido, prefirieron cuidarle la espalda.
Al lugar también llegaron Javier López Zavala, el dirigente municipal José Chedraui Budib, el diputado federal Víctor Giorgana Jiménez y el líder de la CTM, Leobardo Soto Martínez.
Decenas de mujeres lo abordaron mostrándole su simpatía y agradecimiento por visitar la Angelópolis. Meade fue recibido tal y como se esperaba: con bombo y platillos.
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La entrevista con los reporteros fue breve; el funcionario federal evitó cualquier pronunciamiento político con el argumento de estar concentrado en el Paquete Económico de 2018 y sólo dijo que ante la incertidumbre por las negociaciones del TLCAN “manda señales de certeza”.
El salón El Alto, que a las 10:00 horas apenas se llenaba a la mitad, llegó a su máxima capacidad a las 13:30, momento cuando iniciaría el diálogo de Meade Kuribreña con las asistentes.
Luego de un tema introductorio, donde destacó el aumento de la participación de las mujeres en los Congresos durante la actual administración, encabezada por Enrique Peña Nieto, Sandra Montalvo cuestionó al secretario de Hacienda en seis rondas.
A manera de promesa, dijo que sería la primera administración donde más mujeres entrarán a las universidades que los hombres, y donde serán más las mujeres que abandonen la condición de pobreza que los varones.
Luego de ello, los aplausos se hicieron presentes, seguido de las manifestaciones “¡Meade presidente, Meade presidente!”, aunque el dirigente estatal del PRI quiso amortiguarlas en entrevista previa, diciendo que la visita del funcionario federal no significaba un destape o una campaña anticipada.
Pero el discurso de Meade ya no fue el de un funcionario del gabinete presidencial.
En otra de sus respuestas, Meade Kuribreña consideró que las críticas de la sociedad hacia la clase política “de repente se han puesto de moda”, pues aseguró que el gabinete presidencial se ha caracterizado por el diálogo logrando en México una “economía más abierta, flexible, moderna e incluyente”.
“Se ha puesto de moda criticar a los políticos, criticar a los legisladores, criticar a los servidores públicos, pero si hacemos un recuento de los últimos años, esta clase política ha dialogado”, y en ese recuento, agregó: “Nos permite encontrar quienes no han dialogado, quienes no han hecho acuerdos, quienes han preferido dividir en vez de unir, criticar en vez de aportar, quienes en su consecuencia han sido ajenos de lo que en este país se ha venido construyendo”.
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La clausura del evento con José Meade tampoco fue casual, pues permitió el desbordamiento de selfies de aquellas mujeres que no alcanzaron a su llegada o simplemente porque no habían salido como lo esperaban, aclamando: “¡Foto con Meade, foto con Meade!”, mismas que lo persiguieron dentro del salón hasta conseguirla.

