Esfera Pública 

Por: Elías Aguilar / @Elyas_Aguilar

Las vivencias derivadas de la tragedia que constituyó el temblor del 19 de septiembre y la cobertura que de ella hacen los medios de comunicación —formales, como la televisión y los periódicos y otros, como las redes sociales digitales— generan y multiplican historias entre los ciudadanos y, entonces, se crea un veredicto social en términos de ganadores y perdedores.

Esto ocurre porque al momento de enfrentar la contingencia se narran diferentes aspectos de la realidad trastocada por los derrumbes de viviendas, oficinas y talleres: historias de rescatistas improvisados, detalles benéficos y perjudiciales de la acción de las personas en diferentes labores, el apoyo y la solidaridad de muchos actores ciudadanos que ayudaron a las víctimas de la destrucción, o bien funcionarios, integrantes del Ejército y la Marina que se sincronizaron para acudir a los puntos críticos a realizar labores de rescate en las ciudades afectadas.

En este contexto de emergencia, los medios de comunicación cubrieron el acontecer, así como el desempeño de diversos actores sociales, muchos de manera espontánea, así como de funcionarios y actores políticos, no tan espontáneos, en las labores de rescate. Al pasar los días, se crea una percepción ciudadana generalizada de la actuación de los involucrados.

Quise saber, y contarles a ustedes, cuál es esa percepción de los ciudadanos sobre la actuación de quienes han tomado parte de las acciones para hacer frente a esta contingencia. Indicadores S. C., la empresa que dirijo, realizó una encuesta nacional para detectar, en forma especial, cómo califican hombres y mujeres a los diversos actores e instituciones sociales que tuvieron fuerte presencia en la cobertura de los medios.

Los mejores calificados fueron los jóvenes: alcanzan un promedio de 9.6, en una escala del cero al 10. En segundo lugar se encuentra la ciudadanía en general con 9.4, y el tercer sitio lo ocupa la cobertura noticiosa de Televisión Azteca, pero con una calificación muy distante, pues recibió un 5.6, apenas a salvo de la desaprobación.

Con calificaciones medianas, aunque desaprobatorias, se encuentran Miguel Ángel Mancera con 5.2; el presidente Enrique Peña Nieto con 4.8, la cobertura de Televisa con 4.7 y los dirigentes del Partido Regeneración Nacional (Morena) con 4.6.

Los actores e instituciones peor calificados fueron los funcionarios del gobierno federal con 4.3, los dirigentes del PAN con 4.1 y los del PRI, con 3.8.

Como ha sido evidente en este y otros casos, las tragedias humanas son aprovechadas por los actores políticos para llevar agua a su molino, es decir, para apuntalar su imagen pública entre los ciudadanos. Sin embargo, como los números indican, estos personajes son rechazados, no bienvenidos. La explicación es muy lógica: un ciudadano que compró un departamento de cuatro millones de pesos en el quinto piso de un edificio recién construido no espera que la construcción se derrumbe y cause víctimas humanas ni que el esqueleto de materiales revele que se incumplieron las normas básicas establecidas para evitar, precisamente, esos daños; si el constructor hizo el edificio, se supone que lo autorizó un gobierno y, entonces, este último viene a ser el responsable de que el ciudadano haya gastado su patrimonio en una vivienda insegura.

¿Y no es contradictorio que un gobierno con una burocracia cara pida donaciones de lonas para proteger de la lluvia a los damnificados que pasan los días en la calle porque no tienen a dónde ir? O ¿A qué van presidentes municipales, gobernadores o el presidente a las zonas de desastre?, en el momento que saludan, no solucionan los problemas de la gente afectada, sino que los envían “a la ventanilla” de gestión correspondiente y por más información que reciban de los vecinos, no tienen la capacidad de resolver las situaciones particulares de los damnificados.

Así que aquí está el veredicto de los ciudadanos: desaprueban a los políticos, con todo y sus acciones destacadas por los medios de comunicación.

 

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