La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
Hoy en día es sencillo darnos una ligera idea de quiénes son las personas con las que convivimos virtualmente sin conocerlas. Todo es cuestión de introducir el nombre deseado al buscador de Facebook, ¡y listo! Si la cuenta está abierta, puedes hurgar en la vida de cualquiera.
Conocer a alguien por Facebook tiene sus riesgos, ya que el usuario por lo general va a mostrar lo que él (o ella) considere “lo mejor de sí”, pero precisamente en esos detalles que parecen ínfimos (y muchas veces frívolos) podemos hacer un bosquejo del temperamento y las obsesiones de cada quien.
Hace un par de días, una mujer poblana fue llevada a prisión preventiva por haber asesinado a su pareja; un hombre al que conoció en Facebook y con el que llevaba pocas semanas viviendo.
La mujer, de nombre Mariely Tanús, declaró haber asesinado a Vicente Vargas en defensa propia. Eso dicen los diarios locales (que como sabemos tergiversan mucho e informan poco). Digamos que no se puede tener una versión “oficial”, hasta que el fiscal encargado del caso salga a dar una rueda de prensa.
Los diarios venden la historia de la siguiente manera: Mariely y Vicente se conocieron en Facebook en enero de este año. Luego, a principios de septiembre se casaron (o se juntaron). Todo parecía ir viento en popa, ya que Vicente se lo pasaba posteando en Facebook recados de amor para su mujer. De pronto, hace unos días el sueño se tornó en pesadilla cuando Vargas llegó alcoholizado a casa y empezó el griterío. Era de madrugada cuando los vecinos se percataron del drama desde sus respectivos pisos. Los gritos fueron subiendo de tono hasta que dieron las seis de la mañana y el tipo comenzó a pedir auxilio. Gritaba: “me va a matar”. Horas más tarde, y por aviso de los vecinos al 911, la policía llegó al recién inaugurado nido de amor y encontró a Vicente Vargas muerto. La responsable de la muerte se entregó sin oponer resistencia. Lucía impávida. Los diarios dicen que ella, Mariely Tanús, había consumido cocaína previamente y sólo añadió que el crimen fue en defensa propia, pues el hombre de sus sueños virtuales amenazó con violar a su hija adolescente. También se dice que Vargas, antes de ser ultimado, le advirtió a su mujer que era portador del VIH, y que por lo tanto, ella era, ahora, miembro de ese club.
Este es un zoom in a los supuestos hechos, narrados en los diarios locales, sin embargo, habrá que esperar la respuesta de las autoridades.
Por otro lado, desde ayer circula en Facebook (para variar), un video de la hermana de la presunta homicida donde trata de justificar las acciones de Tanús. La hermana se muestra compungida y consternada. Da un testimonio deshilvanado sobre los motivos de su hermana para asesinar a Vicente Vargas y narra casi lo mismo que los diarios, sólo con una variante: insiste que su hermana no le propinó 52 puñaladas a su marido, pero no especifica entonces cómo lo mató. También enseña una serie de fotografías extraídas del perfil de Facebook del difunto. Las muestra a cuadro, esperando que esas imágenes conmocionen al auditorio. Son fotografías en blanco y negro con imágenes de sadomasoquismo. Y ella lanza una pregunta: ¿cómo se puede confiar en alguien que suba algo así a su Facebook?
Fin de la anécdota.
Regreso al tema introductorio del texto: cualquiera que intente fraguar un lance amoroso mediante Facebook tiene la oportunidad dorada de escudriñar en la mente del pretendiente. Sólo hace falta tener cierto grado de sentido común.
En su desesperación, la hermana de la presunta homicida se horroriza al mostrar las fotografías que el difunto posteaba abiertamente en su muro, sin embargo, si una sujeta “A”, que da entrada a un sujeto “B”, tiene el chance de empaparse de los pensamientos y las filias del sujeto “B”, cuenta un determinado tiempo de gracia para decidir si dar (o no) el siguiente paso, es decir, el reconocimiento cuerpo a cuerpo.
Por lo general en las redes sociales buscamos a personas que tengan intereses en común. Si a mí me gusta escribir y leer, buscaré a lectores y a escritores. Si a mí me gusta la música, conectaré con músicos, etcétera.
Algo vio la señora Tanús en el señor Vargas que la llevó no sólo a trascender la relación en las redes, sino a casarse o juntarse con él. Aunque, por otro lado es cierto que sólo se llega a conocer verdaderamente a las personas intimando con ellas.
Tanús es una mujer ciertamente atractiva. Por sus fotografías en Facebook, cualquiera puede darse cuenta de eso.
Retomando las bondades del sutil arte del stalkeo, escribí ambos nombres en el buscador de la citada red social. El perfil de ella tiene más candados que el de él. Yo, una extraña, sólo puedo ver cuatro o cinco fotos y algunos comentarios vertidos en su línea del tiempo. No así en el perfil del difunto, que lo tiene sin candados y pude zambullirme en su micro historia.
Por lo que pude ver en su perfil, Vicente Vargas tenía tres fijaciones clarísimas: los zapatos de mujer, los autos (ajenos) de súper lujo y los relojes finos.
Si yo diera con su perfil arbitrariamente, como se da en muchos casos, y sin saber que el tipo ha sido asesinado por su esposa, podría concluir lo siguiente:
Es un cuarentón con delirios de grandeza. Fetichista. Lo que se conoce como un wannabe. Y si miro escrupulosamente su muro deduzco que es una persona sin ideas propias. Es el clásico aspirante a seductor que copia citas literarias y pensamientos intrascendentes con los que pretende suplantar su falta de ideas. No encuentro por ningún lado un solo “estado” de Facebook escrito por él. Únicamente mensajes a la que, sin saberlo, sería su ultimadora.
¿Qué pasó realmente la noche del crimen?
Sólo Mariely Tanús lo sabe.
En situaciones como esta es cuando uno debe detenerse y pensar ¿a quiénes acercamos a nuestras vidas vía Facebook?
Las redes son por demás engañosas. Son el pretexto perfecto para dar rienda a la ociosidad y parece que al introducirnos en ese mundo rico en artificios, nuestro sentido común entra en pausa o es voluntariamente puesto en modo avión.
Vuelvo a pasar revista por el muro de Vicente Vargas y encuentro una de esas vomitivas citas de la así llamada “Acción Poética”. La cita, presentada a manera de grafiti sobre un muro blanco, parece ser una advertencia siniestra del destino: “Lo malo de la experiencia es que aparece siempre después de equivocarte”.
Lo que Vicente Vargas ignoraba es que la experiencia de casarse con una desconocida del Facebook iba a llevarlo a la morgue.
Moraleja: mucho cuidado con el amor en tiempos del Facebook.
