Plumas Ibero Puebla

Por Daniela Ramos Jiménez

El 7 y 19 de septiembre marcaron nuevamente la historia de nuestro país. Por desgracia, estos sismos nos demostraron lo vulnerables que somos ante la fuerza de nuestro planeta.

Ambos temblores provocaron la pérdida de vidas humanas y cientos de personas damnificadas; por fortuna, la ayuda no se hizo esperar y fuimos testigos de cómo se formaban centros de acopio de manera inmediata en todas partes, donde se unieron instituciones, empresas, universidades y la gente por iniciativa propia, todos con el objetivo de ayudar a la gente que lo perdió todo.

En los centros de acopio se recibieron alimentos desde latas de atún, pastas para preparar sopas, arroz, frijol, galletas y pan, así como agua y jugos de frutas; además se pensó también en los más pequeños, ya que recibieron fórmulas lácteas, leche en polvo y alimento para bebés; e inclusive se donó comida para las mascotas, ayuda que se agradece.

Ante todo esto, es importante mencionar algunos aspectos de alimentación como el manejo higiénico de la comida, principalmente el agua, ya que en situaciones de emergencia es uno de los recursos que más escasea por diferentes aspectos, los cuales van desde la falta de electricidad, los daños provocados en los sistemas de distribución de agua potable hasta el no contar con recipientes para almacenar el líquido.

Por ello, administrar el agua resulta una proeza; afortunadamente se recibieron en las donaciones demasiadas botellas del vital líquido, el cual no sólo puede ser utilizado para el consumo sino que puede servir para la preparación de alimentos o para su manejo.

Otro punto a considerar tiene que ver con los alimentos para los bebés, ya que sus biberones deben ser hervidos para que sean esterilizados. Este proceso es complicado por dos cosas, en primer lugar por no tener el agua necesaria y un recipientes para hacerlo, tal como señalé líneas arriba, y la segunda por falta de gas, ya que una fogata aunque es útil para preparar otros alimentos o como fuente de calor, no es la manera más conveniente para la preparación de comida para los menores de edad, en particular los niños menores de un año, quienes por desgracia son los más propensos a adquirir enfermedades gastrointestinales.

La principal causa de esto es que su sistema inmunológico aún no está completamente desarrollado, por lo cual el consumo de alimentos contaminados puede ser de alto riesgo, ¿Entonces qué podemos hacer?

La realidad es que para los menores no hay mejor alimentación que la lactancia materna, por lo cual darles eso siempre va a ser la mejor opción y más en estas situaciones de emergencia, en donde los recursos pueden ser limitados o complicados de obtener.

Sin embargo, en muchas ocasiones las mamás adquieren un nivel de estrés que provoca que de manera momentánea no puedan producir leche. En estos casos es fundamental tener contacto con el bebé, ya que la succión estimulará la producción de la leche, aunque también será primordial que la madre recupere, en la medida de lo posible, la tranquilidad para poder alimentar adecuadamente al bebé.

Por otra parte, tenemos la alimentación de los adultos, principalmente de aquellos que padecen enfermedades crónicas degenerativas. En situaciones de contingencia, el presentar este tipo de padecimientos representa un verdadero reto, ya que por el estrés emocional que se vive –ya sea por la pérdida de un ser querido, del hogar o el miedo que inunda a las personas por las réplicas, así como la incertidumbre del futuro–, todo esto puede provocar un descontrol de la glucosa y la presión arterial, aunado a la falta de acceso a medicamentos y una alimentación inadecuada, lo cual parece una fórmula perfecta para el desastre.

Ante esta situación, algunas recomendaciones útiles son moderar el consumo de hidratos de carbono, principalmente para aquellos pacientes que presentan diabetes, como son las galletas, el pan, arroz y las pastas (alimentos que más se reciben como donativo), esto no significa que un paciente con este padecimiento no los pueda ingerir, pero sí moderarlo para evitar que la glucosa se eleve.

Otro grupo de personas que merece especial interés son quienes padecen hipertensión, deben moderar su consumo de alimentos enlatados, ya que el sodio que contienen puede provocar que se eleve la presión arterial. Pero el no haber alternativas para el consumo equilibrado de alimentos representa un problema más grave.

Cabe destacar que aunque son momentos de crisis, es conveniente realizar ligeros ejercicios de acondicionamiento como sentadillas, flexiones de brazos y piernas, estiramientos o pequeñas caminatas. Esto ayuda a controlar los valores de glucosa y de presión arterial, también contribuye a mejorar el estado de  ánimo, pensar de manera positiva y sobretodo olvidar, aunque sea por un momento, la situación que estamos viviendo.

Los momentos de emergencia que hemos vivido nos han demostrado que somos un país fuerte, y que unidos podemos hacer grandes cosas, la contingencia aún no termina, con el paso del tiempo iremos regresando a nuestra vida habitual, pero no se nos debe olvidar que aún hay gente que tardará meses o años en volver a tener una vida “normal”, no los olvidemos, sigamos apoyando con lo que esté a nuestro alcance, ya sea donando alimentos, efectivo o visitando sitios turísticos de las entidades afectadas, lo cual contribuirá a reactivar la economía.

El 19 de septiembre no se olvidará, debemos recordar que aún nos necesitamos.

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