Potente, ahorrador y deportivo son algunos de los adjetivos que describen a la perfección al nuevo modelo Boosterjet de la marca japonesa
Desde su primera generación, el divertido Swift de la marca japonesa ha vendido aproximadamente cinco millones de unidades a nivel mundial haciéndolo su auto emblema por la popularidad que ha ganado entre los amantes de la velocidad. Tan sólo en México se han distribuido poco más de 47 mil de las dos generaciones que hasta hace unos días conocíamos.
Para la presentación del nuevo modelo viajamos desde Puebla hasta Ensenada, Baja California para conocer la tercera generación del entretenido hatchback japonés, pero antes tuvimos que hacer una escala en Los Ángeles para tomar un crucero que nos llevaría a conocer al nuevo hermano menor de la Vitara.
Ya en tierras vinícolas mexicanas tuvimos el primer contacto con este nuevo modelo, donde sobresalió la nueva versión Boosterjet. A simple vista notamos un gran cambio en su exterior, se aprecia una carrocería más musculosa, con líneas de fuerza a sus costados y una apariencia de un techo flotante visto desde la parte lateral. La variante Boosterjet agrega una increíble mirada con sus faros de led, luz diurna integrada y faros de niebla, doble parrilla tipo panal y una franja horizontal que le da un toque juvenil y deportivo.
Una vez dentro del Swift nos dimos cuenta de dos grandes detalles: es mucho más amplio que la generación anterior debido al aumento de distancia de sus ejes. Además, otro punto a destacar es que creció 25% el tamaño de la cajuela, dos puntos que sinceramente agradecemos para los viajes largos.
Si nos ponemos exigentes, comparados con las versiones tope de gama de sus competidores, al Swift Boosterjet le faltaron los asientos de piel, aunque seguramente los veremos más adelante cuando presenten la variante más briosa del hatchback: el Swift Sport.
Desde la primera vez que encendimos el auto durante la prueba de manejo por las carreteras de Ensenada, notamos que el Swift Boosterjet nos tenía preparada otra sorpresa, pues aunque pareciera contar con un motor pequeño de sólo un litros y tres cilindros, éste nunca nos defraudó, gracias a la relación peso-tamaño, la reducción de casi 100 kilogramos comparado con la plataforma anterior, su torque de 125 libras-pie y la inyección directa, al igual que la Vittara Turbo.
Con un recorrido aproximado de una hora y media, dividido en tres etapas –la primera de San Miguel a Valle de Guadalupe, la segunda de Valle de Guadalupe a La Misión y por último de La Misión al Viñedo El Cielo–, pudimos darnos cuenta que este pequeño Swift tiene una transmisión un poco suave pero muy amigable.
Como fue breve el tiempo que probamos el modelo no podemos ahondar más a detalle, pero esperen que pronto lo tendremos en las pruebas de manejo para platicarles más de él.