Por: Ilse Contreras

Aunque la empresa Cabify ha ofrecido descuentos y promociones a sus usuarios desde su regreso a Puebla, los precios por viajes son, en promedio, 20 pesos más caros que los de Uber.

Por ejemplo, un viaje del Zócalo de la ciudad al centro de San Pedro Cholula tiene un costo de 149 pesos en el servicio ejecutivo Cabify, mientras que en la empresa Uber la tarifa es de 124 pesos. Un taxi convencional cobra en promedio 120 pesos en la misma ruta de dirección.

De igual manera, de la zona del centro comercial Angelópolis a Sonata, la tarifa en Cabify es de 96 pesos, treinta pesos más que lo que cobra la empresa estadounidense.

Asimismo, del Zócalo de Puebla al centro comercial Angelópolis Uber cobra 58 pesos, mientras que la tarifa de Cabify a sus usuarios es de 78 pesos.

Otro ejemplo es el de la Avenida Juárez a Sonata, mientras un Uber cobra 83 pesos, Cabify  117 pesos y  un taxista tradicional cobra 130.

Aunque la empresa española ha ofrecido a sus usuarios descuentos de 50% desde que volvió a operar en la capital, así como un cupón de 500 pesos para los próximos 15 viajes, tienen tarifas más altas.

Lo anterior a pesar de a finales de agosto Uber incrementó 11% sus tarifas a través de un nuevo cargo denominado “Otras contribuciones”, el cual se ajusta con base al tiempo y la distancia recorrida en cada uno de los viajes.

Al realizar cotizaciones con otros taxistas en la ciudad, la tarifa del Zócalo al centro comercial Angelópolis va de 80 a 100 pesos. Mientras que, de la Avenida Juárez al mismo punto, está entre los 70 y 90 pesos.

Sólo en algunos casos específicos, como la tarifa del Zócalo a la Avenida Juárez, es más barato en Cabify, ya que cobran 30 pesos, mientras que en Uber son 15 pesos más.

Tras dos meses de su cancelación por el feminicidio de Mara Castilla, donde se vio involucrado uno de sus conductores, y luego de la aprobación de las reformas a la Ley Estatal del Transporte, Cabify solicitó de nuevo su registro y retomó sus operaciones el 10 de noviembre.

Los cambios aprobados por el Congreso aplicarían para todas las empresas de servicio ejecutivo que quisieran operar en la entidad, a partir de ese entonces, deberían garantizar controles de confianza de los choferes, implementar protocolos de seguridad al interior del vehículo en el ascenso y descenso de los usuarios, entre otros.

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