Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio
Por la Parca he de pedir,
me disculpen el esfuerzo:
La Bitácora en un verso,
ahora tengo que escribir.
Aunque suene a vituperio
por el año electoral,
tipos de doble moral
van directo al cementerio.
Un contingente muy grueso
de pura gente difunta,
desde ahora ya se apunta
al reparto de los huesos.
De 40 independientes,
juntar firmas es la loza
que los dejará en la fosa
y no habrá sobrevivientes.
Incapaz de sacudirse
de su marido la fama,
una ex primera dama
se resigna ya a morirse.
El excluido del dedazo
ya no estirará la pata:
si un partido lo rescata
no lo cargará el payaso.
Otros negocian un Frente
de chile, dulce y manteca;
la Calaca hace una mueca
y lo mata por demente.
Hay un candidato eterno:
un ilustre tabasqueño,
que si solo frunce el ceño,
su destino es el averno.
El priismo es literal
y recurre a la liturgia:
un acto de dramaturgia
que parece funeral.
A todos importa un bledo,
si ya están más que finados.
¿Convención de Delegados?
Ahora así se llama el dedo.
Sin rasguño por el sismo,
partidos simulan gesto:
renunciar al presupuesto
pa’ vivir del populismo.
Asoma otra desventaja:
feneciente fiscalía
pone fin a su agonía
y se pone la mortaja.
Ante tan locuaz campaña,
el elector indeciso
prefiere hacerse el occiso
y entregarse a la Guadaña.
Pa’ votar, reza el adagio,
se requerirá una ouija
porque la Muerte canija
dejó sin vida al sufragio.
Por voluntad del corrupto,
la democracia precaria
yace en urna funeraria
y tiene final abrupto.
¡Que no quede así la cosa!
Aquí acaba la matanza,
y para dar esperanza
mañana vuelve la prosa.
