Cientos de feligreses se despidieron del obispo emérito de Puebla; también estuvo presente el rector de la UPAEP Emilio Baños

 

Por Ilse Contreras  

El domingo  la Arquidiócesis de Puebla ofreció una misa de cuerpo presente en la Catedral de la ciudad al VII arzobispo Rosendo Huesca y Pacheco, quien falleció el 25 de noviembre a los 85 años de edad.

Durante la misa, el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa resaltó la trayectoria de Rosendo Huesca, quien estuvo al frente de la Iglesia poblana 40 años y ocho como emérito de la Arquidiócesis.

“Muy joven ocupó cargos importantes y también estuvo al frente de esta iglesia que peregrina en Puebla, yo sumo sus años de obispo auxiliar y arzobispo del estado en 40 años”, dijo.

Sánchez Espinosa señaló que fue un pastor siempre fiel de la Iglesia, “testigo de la confianza, en la bondad y misericordia de Dios, don Rosendo permanecerá siempre en nuestra memoria y en nuestra oración, por eso decimos descanse en paz”.

“Su obra es grande, él recibió la herencia de grandes pastores, de fray Julián Garcés, nuestros fundadores de la ciudad, cuyos restos están en la cripta, donde mañana estarán las cenizas de Rosendo”, indicó.

Luego de la celebración eucarística, el féretro fue colocado en el Altar de Los Reyes para que cientos de fieles que acudieron se pudieran despedir del arzobispo Rosendo Huesca y Pacheco.

Entre los feligreses estuvieron presentes el rector de la Upaep, Emilio Baños Ardavín y Gustavo Rodríguez, encargado del Albergue Pastoral del Migrante.

 

Arzobispo que respetó la libertad de expresión

Por otra parte, el párroco Gustavo Rodríguez resaltó que pese a que existen puntos de vista diferente sobre el arzobispo Rosendo Huesca y Pacheco, él “siempre respetó la libertad de expresión”, no sólo de sus compañeros de la Iglesia, sino de investigadores y académicos, además, dejó “obras clave para la Arquidiócesis”.

Al ser cuestionado sobre el presunto encubrimiento de Rosendo Huesca al sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, quien fue acusado de cometer actos de pederastia en México y en Estados Unidos, Gustavo Rodríguez aseguró que “se trató más de publicidad”.

“Acompañé a don Rosendo muchos años, pero nunca vi que hubiera esa protección, se ordenó (a Nicolás) que fuera trasladado a la Diócesis en Tehuacán, ya no tenía nada que ver con nosotros”, señaló.

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