Garganta Profunda
Por Arturo Luna Silva /@ALunaSilva
Con una estrategia pacientemente construida, el ex gobernador Rafael Moreno Valle se ha hecho del control en Puebla de los partidos Acción Nacional (PAN) —donde milita —, de la Revolución Democrática (PRD) y de Movimiento Ciudadano (MC), a través de sus tres dirigentes, quienes son y han sido en el pasado sus aliados muy cercanos. Con ellos, este miércoles se puso en marcha la ruta para concretar el Frente Ciudadano por México en Puebla, que conformará una coalición suficientemente competitiva para dar la batalla en las urnas el 1 de julio de 2018, reeditando el modelo de elección que le ha generado tan buenos dividendos al morenovallismo en 2010, 2013 y 2016; la misma medicina que ha recetado, la aplicará nuevamente al PRI y ahora también a Morena.
Además, el panista tiene asidos todos los hilos en los institutos locales Compromiso por Puebla (CPP) y Pacto Social de Integración (PSI).
Aunque Nueva Alianza (Panal) todavía es una interrogante, ya que faltan las definiciones a nivel nacional, el aspirante presidencial cuenta con injerencia directa en cinco —entre ellos dos de los llamados “grandes” — de los 11 partidos acreditados para competir en la entidad ante el Instituto Estatal Electoral (IEE).
De los otros seis, aún falta ver cuál será la definición del Verde Ecologista y hay francamente opciones, como Encuentro Social, que no representan más que al dirigente y a sus cuates.
Así, el ex mandatario se atrinchera en su terreno natural y, desde un punto estratégicamente alto y ventajoso, se alista con todo para dar la defensa política por Puebla en 2018, a cualquier precio.
Ante las dificultades para alcanzar la candidatura presidencial, muy probablemente se convierta en el general de la guerra en la cual su esposa, la secretaria General del PAN estatal, Martha Erika Alonso, llegue a Casa Puebla.
Sabe bien el ex gobernador que puede ceder batallas, incluso muchas e importantes, pero nunca Puebla, pues eso representaría la extinción de su grupo político y la persecución de varios de sus integrantes.
Así le sucedió al marinismo. Además, para Rafael Moreno Valle conservar el poder en el estado representa la oportunidad de volver a pelear en seis años más la candidatura a Los Pinos.
“Ganar no es lo más importante, es lo único importante”, así encara la contienda el ex mandatario.
La mañana de este miércoles, los presidentes estatales del PAN, Jesús Giles Carmona; y de MC, Fernando Morales Martínez, así como el flamante dirigente del PRD, Carlos Martínez Amador, quien rindió protesta formal ante la delegada especial del CEN, Dulce María Arias Ataide —ella también estuvo presente—, instalaron una mesa de trabajo que concretará el Frente.
Con la suma del PRD a esta coalición y el control que ahora tiene, Moreno Valle sepulta además casi 20 años de cacicazgo en ese partido que mantuvo el senador ex perredista y ahora del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Miguel Barbosa Huerta, a quien propina una dolorosa derrota.
Desde que en 1998 fue presidente estatal del partido del Sol Azteca, Barbosa puso a cada uno de sus sucesores, hasta este 2017 cuando le tumbaron a la última, Socorro Quezada Tiempo, quien también fue expulsada, y anunció que impugnará ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
La apuesta de Moreno Valle por el Frente Ciudadano tiene una explicación y justificación aritmética, pragmática y contundente: sería prácticamente invencible, si mantiene, para la entidad, la referencia numérica que cada uno de estos partidos ha mostrado a nivel nacional.
De acuerdo con la más reciente encuesta del diario Reforma, el PAN tiene alrededor de 23% de las preferencias entre los ciudadanos; el PRD anda bajo, pero suma 6%, en tanto que MC tiene 3%.
A ello habría que sumar la potencial adhesión al Frente de CPP y PSI, que en la entidad han tenido votaciones mínimas, que rondan 3% cada uno, apenas para conservar sus registros.
El cálculo nos lleva entonces a un potencial de más de 35% de la votación, mientras que Morena pellizca los 28 puntos porcentuales y el PRI apenas 17%.
El camino que lleva a 2018 está muy cerca.
La contienda estratégica comenzó hace tiempo, sólo que algunos no lo han visto todavía.
… Y MIENTRAS TANTO EN EL PRI
El presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Enrique Ochoa Reza, visitó Puebla la tarde de este miércoles y se fue dejando sembrada la semillita de la esperanza, pequeña y frágil, pero al fin y al cabo ilusionante, en los priistas poblanos de que ahora sí va en serio la pelea electoral y que la plaza no está negociada con el morenovallismo.
Fue tan contundente, que dejó su tradicional actitud y lenguaje mesurados y muy propios para decirle a los poblanos del tricolor: “Quienes dicen que no va a ganar el PRI están bien pendejos”.
Por supuesto, se echó a la bolsa a los asistentes a un hotel de la Vía Atlixcáyotl, en el acto donde también se entregaron credenciales priistas a ocho presidentes municipales de la Mixteca que están en ejercicio y que llegaron a sus cargos bajo las siglas de la coalición Sigamos Adelante (PAN, PT, Panal, PSI y CPP), que ante la proximidad de los comicios de 2018 cambian de bando.
Entre ellos, los de Chietla, Edgardo Ponce Cortés; de Ahuehuetitla, Marbella Pilar Tlatelpa; de Huehuetlán El Grande, Lázaro Corona Luna; así como los alcaldes de Xayacatlán y Coatzingo, entre otros.
Lo demás del discurso de Ochoa fue lo de menos, lo de siempre.
La promesa de que no están entregados y que habrá información constante y precisa.
La ansiada cita con el dirigente, finalmente dejó luz de fe en algunos priistas.
Al menos ya no andarán tan cabizbajos.v
