El Partido del Trabajo es el encargado de manejar 81 cendis en 12 estados de la república, pero, ¿cómo utilizan los recursos federales que son proporcionados para los centros? 

 

Traspatio

Por Luis Pavón /@pavonlui

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Y eso le pasó a lo que dijo el ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, el 12 de febrero de 2014 en la inauguración de lo que sería el sexto Centro de Desarrollo Infantil en la entidad.

Con bombos y platillos, como se dice coloquialmente, se inauguró el Centro de Desarrollo Infantil de Tehuacán (Cendi), pero de ese evento sólo quedan los discursos y la imagen del recuerdo. Las palabras pronunciadas ese día por Moreno Valle y Alberto Anaya, dirigente del Partido del Trabajo, fueron a dar al baúl de los recuerdos.

El Cendi no funcionó un solo día en la entidad. La construcción y equipamiento del inmueble costó 15.4 millones de pesos. Lleva tres años y medio en el abandono.

Las aulas de lactantes de maternal, los consultorios, las cunas y los juegos instalados llevan más de tres años en espera de ser utilizados.

El mobiliario mostrado en la inauguración quedó arrumbado. El deterioro en el edificio es visible.

Lo que sería el sexto Cendi en Puebla sólo fue un espejismo para los pobladores del municipio de Tehuacán.

Puebla es uno de los 12 estados en los que el Partido del Trabajo (PT) es el encargado de administrar la operación de los Cendis. El diputado Mariano Hernández es el jefe de todos los centros poblanos, sólo que el legislador petista rehuyó a una entrevista con este reportero. Nunca se reportó a las llamadas telefónicas y el miércoles 8 de noviembre que lo busqué, directamente en el Congreso del estado, se hizo el escurridizo.

Quien dio la cara por el PT en Puebla fue la diputada Lizeth Sánchez. Le pregunté por qué había cerrado el Cendi de Tehuacán y su respuesta fue que nunca hubo presupuesto para echarlo a andar.

¿Por qué se inaugura algo que no tiene recursos para echarse a andar? –le insistí–. Ese es un tema que desconozco. Hubo un cambio de administración. Luego viene la parte de los sismos, fue lo que respondió la diputada.

Vaya manera de justificar lo injustificable. Los sismos y el cambio de administración fueron este año, 36 meses después de la inauguración de ese Cendi.

Actualmente, Puebla tiene cinco Centros de Desarrollo Infantil en funcionamiento, todos dirigidos por militantes del Partido del Trabajo e integrantes de la fundación “Tierra y Libertad”.

Uno de los que está operando se ubica en el municipio de Cuautlancingo.

Tiene capacidad para atender 150 menores, principalmente de escasos recursos, desde los 45 días de nacido hasta preescolar bajo un modelo integral que abarca atención médica, nutricional y de desarrollo.

Platiqué con Esther Martínez, coordinadora del Cendi y me explicó que el objetivo de los centros es que los niños tengan una atención plena.

En la entrevista pasamos al tema operativo y financiero. Me dijo que para que el Cendi funcione plenamente necesitan de cinco a seis millones de pesos al año, los cuales los asigna la Secretaría de Educación Pública (SEP).

A los padres les cobran una cuota anual de inscripción de 930 pesos por cada niño y quincenalmente de 270 a 370 pesos por los dos alimentos que reciben los niños al día. La cantidad se define con un estudio socioeconómico realizado a las familias que llevan a sus hijos.

“Los recursos públicos que recibimos van enfocados al pago de personal, y obviamente a la construcción y remodelación de los edificios. Para la construcción de un Centro de Desarrollo Infantil hay un convenio, un convenio con gobierno municipal, convenio con la SEP, con el gobierno del estado y el Partido del Trabajo”, me explicó la diputada en la entrevista.

Según Esther Martínez, no es obligatorio que los trabajadores de los Cendis deban militar en el PT.

Sin embargo, en Durango sucedió todo lo contrario. En 2014, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que en esa entidad hubo tendencia partidista en la asignación de recursos, ya que el sistema Cadi, como llaman a los Cendis, “es administrado por militantes de un partido político”.

Se descubrió que de los 612 trabajadores, 338 están afiliados al PT. Por lo anterior, la ASF enfatizó que la asignación de recursos federales al gobierno de Durango del programa U031 dirigida al sistema Cadi, denota falta de criterios de equidad y transparencia. Además, que alrededor de tres millones de pesos que fueron destinados para los centros en la entidad no se comprobaron en qué fueron gastados.

En Durango, la directora del sistema Cadi, María de Jesús Páez Güereca, está casada con Alfonso Primitivo Ríos, ex dirigente del PT en ese estado.

Lo mismo sucede en Colima. La directora de los Cendis, Evangelina Bustamante, es esposa del diputado petista Joel Padilla, ambos comisionados nacionales en el PT.

En 2014, la ASF detectó que en Colima hubo un probable quebranto patrimonial por 85 millones de pesos. Recursos federales entregados al gobierno estatal sin que proporcionaran los documentos que justifiquen y comprueben su aplicación  en las cuatro asociaciones que tienen Cendis, entre ellas, “Tierra y Libertad”, la del Partido del Trabajo.

El PT maneja 81 Cendis en 12 estados, lo hace como una extensión de su partido. Son dirigidos por legisladores petistas, sus esposas y militantes.

Que quede claro que el modelo de los Cendis no se cuestiona, sino la forma en que operan los recursos. Y si no, ¿por qué la esposa de Alberto Anaya, líder casi eterno del PT, se embolsó 100 millones de pesos de los centros a su cuenta personal?

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