Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio
Ya es lugar común decir que en las elecciones presidenciales en México –a falta de una segunda vuelta–, una buena proporción de los votantes suelen concentrar sus preferencias en dos de las candidaturas en la boleta, en detrimento de las demás. Lo hacen incluso renunciando a su primera opción para apoyar a alguna de las dos que tienen mayores posibilidades de ganar.
Es lo que se ha dado en llamar “voto útil”. Es decir, el que deposita en la urna pensando que no tiene caso sufragar por un aspirante que no tiene mayores posibilidades de ganar.
Su existencia parece asomarse estadísticamente en la diferencia entre los votos para un candidato presidencial y los votos para su partido en las elecciones para legisladores federales.
Por ejemplo, en la elección de 2000, la diferencia entre los sufragios obtenidos por Vicente Fox y los que se depositaron a favor de los candidatos al Senado de la Alianza por el Cambio (PAN-PVEM) fue de un millón 791 mil votos, equivalentes a casi cuatro puntos porcentuales.
Esa vez, sus dos principales contrincantes, Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas, perdieron votos respecto de los aspirantes al Senado de su propio partido. El primero perdió 115 mil sufragios y el segundo, 767 mil.
De hecho, Fox fue el único candidato en esa elección que obtuvo más votos que los candidatos al Senado. Además de Labastida y Cárdenas, también tuvieron minusvalías Manuel Camacho Solís, del PCD (312 mil); Porfirio Muñoz Ledo, del PARM, quien declinó por Fox antes de los comicios (117 mil), y Gilberto Rincón Gallardo (77 mil).
Resulta complicado saber cómo se dio el voto cruzado que arrojó tales resultados. Es muy probable que muchos votantes de la izquierda hayan optado por Fox, pero ni siquiera sumando los sufragios útiles perdidos por Cárdenas y Rincón Gallardo se llega a los casi un millón 800 mil que tuvo el panista.
Quizá parte de la explicación esté en la diferencia de los votos totales de las elecciones para la Presidencia y para el Senado. A menos de que se trate de un error de conteo, los datos oficiales del IFE (hoy INE) arrojan que se depositaron 341 mil sufragios más en la primera elección que en la segunda.
¿Quiere eso decir que dicha cantidad de electores votó por Fox y se llevó la boleta para senadores a su casa? ¿O será que parte de la diferencia reside en los 75 mil ciudadanos cuyo voto fue anulado en la elección de senadores, pero no en la de Presidente?
Vaya usted a saber.
Ahora, si sumamos todas esas diferencias (votos totales de más, votos anulados de menos y los sufragios útiles perdidos por todos sus contrincantes), sí llegamos a la cantidad de un millón 800 mil votos.
En 2006 también parece haberse dado el llamado voto útil. La diferencia con los comicios anteriores es que la resta de los votos para Presidente y para senadores no benefició a sólo uno de los candidatos sino a tres de los cinco que compitieron.
El más favorecido no fue el ganador de la contienda, el panista Felipe Calderón, sino el segundo lugar, el perredista Andrés Manuel López Obrador, quien sacó más del doble de presuntos sufragios útiles (dos millones 463 mil contra un millón 111 mil de Calderón).
También los obtuvo Patricia Mercado, de Alternativa Socialdemócrata (341 mil), mientras que el priista Roberto Madrazo y el panalista Roberto Campa perdieron dos millones 320 mil y un millón 275 mil, respectivamente.
Saber qué pasó ahí es aún más complicado aunque una hipótesis es que la mayoría de los priistas que aplicaron el voto útil depositó su voto por López Obrador y la mayoría de los de Nueva Alianza fueron para Calderón. La cifra de votos útiles por Mercado se anula con la diferencia de sufragios totales entre una elección y otra (388 mil).
En 2012, el priista Enrique Peña Nieto habría obtenido 688 mil votos útiles y López Obrador, dos millones 244 mil. Los otros dos candidatos, la panista Josefina Vázquez Mota y el panalista Gabriel Quadri tuvieron menos sufragios que los aspirantes al Senado de sus respectivos partidos. Ella, 387 mil y él, 699 mil.
Un dato que puede explicar la diferencia son los dos millones 755 mil votos nulos en la elección de senador contra el millón 236 mil en la elección presidencial (más de millón y medio de diferencia).
Sin datos más precisos, es muy difícil saber cómo se expresa el voto útil, si realmente existe.
Y hay algo más a tomar en cuenta: entre 2000 y 2012, la diferencia entre el primer y tercer lugar de la elección presidencial pasó de 30 puntos porcentuales a 12.52. Tal vez eso indique que el elector está cada vez menos dispuesto a abdicar de su preferencia original y sufrague por su candidato favorito, aun a sabiendas de que perderá.
