En su primer discurso ya como precandidato a la alcaldía, Rivera Pérez llama a la unidad y apela al voto de los militantes para llevar al partido a la victoria
Por: Mario Galeana
El binomio Martha Erika Alonso Hidalgo-Eduardo Rivera Pérez tira de El Yunque —y sus heridas— en el registro oficial del segundo para la alcaldía de Puebla.
Es un mediodía de domingo y algunos se relegan o hacen gestos: el ex dirigente estatal Rafael Micalco Méndez y el ex senador Humberto Aguilar Coronado entran al Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN cuando Rivera Pérez entrega la documentación para su registro, pero lo hacen con la vista pegada al suelo e, incluso, la multitud reunida hace que no logren salir del lugar cuando, una vez hecho el protocolo, el ex alcalde salga a la calle y suba a un pequeño templete para dar su primer discurso oficial como precandidato.
(Antes de irse, ambos dirán a la prensa que nunca pusieron en duda su respaldo al PAN y a sus candidatos, que lo único que pidieron fue “inclusión”. Aguilar respetará la designación de la esposa de Rafael Moreno Valle y Micalco dirá que sólo apoyará a “los panistas”. “¿Y a Martha Erika?”, le preguntarán. “A los panistas”, dirá, seco).
Junto a Rivera Pérez están, en todo momento, su esposa Liliana, sus dos hijos, Martha Erika y Mario Riestra Piña, a quien ya se le señala como candidato a diputado federal por uno de los distritos de la capital. Entre la multitud abundan los ex colaboradores de Rivera Pérez —con la excepción de Íñigo Ocejo—, el perredista Julián Rendón Tapia y el diputado federal Juan Pablo Piña Kurzcyn, quien se atrinchera en el portón de la sede partidista a causa de la muchedumbre.
Entre el gentío también está el ex dirigente estatal Juan Carlos Mondragón, quien minutos antes declara que reconoce a Alonso Hidalgo como una candidata competitiva, pero exige la renuncia de David Villanueva Lomelí, titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), la instancia que aprobó la inhabilitación por 12 años de cualquier cargo público en contra de Rivera Pérez.
Toda la pólvora en el PAN ha sido acallada por el binomio Martha Erika-Eduardo, que tira, sí, de El Yunque y, sobre todo, de sus heridas.
Es ella, Martha Erika, quien inaugura los discursos: “El Partido Acción Nacional está de fiesta porque se acaba de registrar quien sin duda será el próximo presidente municipal, ¡Lalo Rivera!”, dice antes de que la gente interrumpa con porras hacia el ex alcalde su muy breve participación. Pero luego sigue: “El PAN unido, como lo está hoy, llegará a la victoria. Necesitamos de cada uno de ustedes y de sus familias para seguir trabajando activamente para que Acción Nacional llegue a la victoria”.
Luego sube al templete Rivera Pérez, quien lanza un discurso sumamente cuidadoso para no criticar directamente al grupo morenovallista. Y no es que el ex alcalde haya olvidado cómo hacer campaña: en realidad, la hizo desde que el Congreso del estado aprobó su inhabilitación.
“Estar aquí”, dice, “es una victoria. Venirse a registrar hoy a esta precandidatura es una victoria de todos y cada uno de nosotros. Lo hicimos posible y hoy estamos aquí presentes”, pronuncia y la gente lo interrumpe con aplausos. Alonso Hidalgo, que está frente a él, prefiere mirar hacia otro lado.
“Habrá muchos obstáculos en el camino. Piedras enormes. Pero no hay absolutamente ningún obstáculo que este proyecto no pueda vencer. No van a importar las tormentas, no van a importar las acusaciones falsas. Vamos a salir adelante”, agrega.
Y lo que sigue es, posiblemente, un adelanto del discurso que agitará en los próximos meses: resalta que en su trienio como alcalde se hicieron públicas las declaraciones patrimoniales de todos los funcionarios, que se pavimentaron mil calles en su primer año de gobierno y que se rescataron los espacios públicos a través de la construcción de gimnasios al aire libre.

