La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
Por notas como ésta http://www.abc.es/ciencia/abci-logran-primera-tiempo-fluya-hacia-atras-201712271221_noticia.html#ns_campaign=rrss-inducido&ns_mchannel=abc-es&ns_source=fb&ns_linkname=noticia.video&ns_fee=0 se puede recobrar la esperanza en el periodismo, aunque no en todo el periodismo. Basta con que un día nos descontaminemos de leer siempre la nota de 8 y nos vayamos a esas páginas poco atendidas, como es la sección de ciencia. Leo este fascinante artículo del cual entiendo sólo lo elemental, es decir, lo que los expertos traducen al cristiano. Comprendo que la tesis de esta investigación es muy compleja porque, hasta hoy, no se ha conseguido regresar un huevo frito a su estadio de huevo duro, por nombrar un ejemplo sencillo. La flecha del tiempo, dicen, sigue yendo hacia un mismo lado, es decir, hacia delante, pero, fantaseando un poco con la idea de que el tiempo pudiera manipularse hacia atrás, o sea, ir al pasado, ¿qué cambiaría usted? O a qué época le gustaría regresar. Pienso, y mientras leo otro interesante artículo sobre el peligro de la extinción de las abejas, creo que regresaría a aquella época donde el planeta estaba sobrepoblado de abejas. Dicen que sin abejas, el hombre desaparecería inevitablemente por la ausencia de polinización… mmm no. Miento, no regresaría en el tiempo para cuidar las abejas. De hecho me encanta la época en la que vivo. La tecnología nos facilita muchas cosas y de una forma nos aísla, cosa que me agrada. Lo que sí me gustaría volver a vivir es la emoción de los primeros meses de un noviazgo. Regresaría pues a las primeras semanas de noviazgo con mis últimos tres galanes, que son los que más he querido. Aunque pensándolo bien, sólo regresaría al 2012 para no cometer la estupidez de andar hurgando en los teléfonos de mi marido. Con esa acción repararía mi estómago, mi cutis y mi hígado. Del pasado me seducen sobre todo sus personajes. Si me dieran a elegir una sola fecha para volver, regresaría sin duda a los años 80, en Viena, para ir al encuentro de Thomas Bernhard, mi escritor favorito. Tengo tantas cosas que preguntarle…
Lo malo es que la ciencia no ha llegado a ese grado de avance. Y los huevos no pueden desfreírse, y los corazones rotos, rotos se quedan. Y las feminazis se perfilan para dominar el mundo.
Seguiremos esperando.
