Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
Una vez casi resuelta la definición de las candidaturas a la gubernatura y a la presidencia municipal de la capital, el morenogalismo enfrentará un nuevo reto, definir el diseño electoral para quedar bien con José Antonio Meade, con Ricardo Anaya, ganar la gubernatura y, si se da esto, todavía definir quién quieren que gane la senaduría como primera minoría, si el odiado Alejandro Armenta o el no menos odiado Jorge Estefan Chidiac.
Aún no alcanzo a entender cómo le van a hacer para lograr que José Antonio Meade obtenga sus 800 mil votos que necesita; quedar bien con Ricardo Anaya, quien también necesita al menos la misma cantidad de sufragios para competir por la presidencia de la República; hacer ganar a Martha Erika Alonso, quien mínimo requerirá de un millón 200 o 300 mil votos, y luego decidir a quién quieren que se quede con la segunda posición del Senado.
Claro, todo esto en el supuesto de que el morenogalismo se imponga en el proceso electoral que se avecina y pueda quedarse con Casa Puebla, la capital del estado y el Senado de la República.
¿Alcanzará la alquimia electoral para hacer esto posible? En 2012, Enrique Peña Nieto pactó con Rafael Moreno Valle, quien nunca simpatizó con la candidata panista Josefina Vázquez Mota, yunquista ella y protectora del ex edil capitalino Eduardo Rivera Pérez.
Josefina se hundió en el estado y alcanzó sólo poco más de 600 mil votos, Peña Nieto coqueteó con los 840 mil; pero López Obrador ganó por cinco mil votos en el estado.
El “milagro” mayor ocurrió por la noche de ese 1 de julio de 2012, cuando en Puebla capital los distritos 6, 9 y 12 habían sido obtenidos por los candidatos de la coalición que encabezaba el tabasqueño, así lo determinaba el Programa de Resultados Preliminares (Prep); sin embargo, por ahí de la una de la mañana del 2 de julio, al amanecer las cifras habían cambiado. Por un margen reducido, los candidatos del PRI, Enrique Doger Guerrero, y los panistas Blanca Jiménez y Néstor Gordillo, se alzaron con el triunfo de manera misteriosa derrotando a Mario Chapital distrito 6, Abelardo Cuéllar en el 9 y Gabriela Viveros por el 12.
La operación política realizada también sirvió para salvar al candidato del PAN, Javier Lozano Alarcón, quien había sido derrotado por el ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlett, en la lucha por llegar a la Cámara alta como la primera minoría. Blanca Alcalá ganó la contienda junto con su compañera de fórmula, Lucero Saldaña.
Hoy, casi seis años después de esto, las cosas parecen algo más que complicadas por la concurrencia con la elección local y la presencia de Morena en Puebla, lo cual embrolla el tema de la alquimia electoral ¿lo podrán volver a hacer?
Por si fuera poco, dentro de este coctel electoral, el morenogalismo deberá tomar una decisión difícil, suponiendo sin conceder como dicen los abogados, que logran cumplir con sus compromisos y sacar adelante la elección de gobernador, Senado y presidente municipal de Puebla, el morenogalismo deberá elegir quién quiere que llegue a la Cámara Alta como la primera minoría y la tarea no será nada fácil.
Deberán decidir entre Alejandro Armenta Mier, quien es detestado por el ex gobernador Rafael Moreno Valle, o Jorge Estefan Chidiac, quien tiene cuentas pendientes con su familia política.
Armenta es una piedra en el zapato para el ex mandatario, ya que ha sido un crítico constante de su administración desde sus tiempos como priista y ahora en Morena.
A simple vista pareciera fácil decidir por Estefan, quien incluso es amigo personal del candidato del PRI a la presidencia de la República, José Antonio Meade.
Pero el visible abanderado del tricolor tiene cuentas pendientes con su familia política, de la cual está distanciado desde hace tiempo.
Entre el gobernador Gali y el aún dirigente estatal del PRI hay cuentas pendientes que saldar, por lo cual es probable que incluso la nominación de Estefan como candidato al Senado se pudiera caer.
El actual mandatario vería mejor que en la boleta al Senado de la República pudiera ir un priista como Juan Carlos Lastiri, a quien en su informe llamó “hermano”, mismo que resulta dócil y cómodo.
Esta alternativa a todas luces sería la mejor para el morenogalismo, que ahora sí, podría volcar todas sus baterías contra Alejandro Armenta, a quien por ningún motivo lo quieren ver en la Cámara alta.

