Saqueos. Laura recuerda esa tarde, cuando un puñado de personas irrumpió con palos y piedras en la tienda donde trabaja.

Osvaldo Valencia

Al sur de la capital, en Balcones del Sur, el sonido de las sirenas le trae recuerdos a Laura, una trabajadora de una tienda de autoservicio Extra.

Esas sirenas eran lo único que escuchaba la tarde del 5 de enero del año pasado, después de que un puñado de personas irrumpiera con palos y piedras.

Lo que recuerda de esa escena son cristales rotos y cuarteados, pedazos de vidrio regados por el piso, aparadores tirados, refrigeradores vacíos y varias bolsas de productos esparcidas en el lugar.

—¿Para qué están los policías ahorita, joven? —le pregunta a un cliente.

—Preparan el operativo contra saqueos, por lo del año pasado —es la respuesta.

—¿En serio? Qué bueno, porque la otra vez ésta fue una de las tiendas más destrozadas, quedó destruida en cuestión de minutos — dice Laura con el sonido de las sirenas como fondo.

En la plaza comercial Balcones del Sur más de 35 elementos de seguridad municipal, estatal y del Ejército se preparan para resguardar una de las plazas que más sufrieron –según el recuento de las autoridades– durante la rapiña del año pasado.

Para Ruth, una comerciante informal que vende fruta frente de la plaza, los policías llegan un año tarde, cuando el daño ya está hecho.

“Aquí se veía cómo iban y venían cargados de cosas; entraban a las tiendas y salían corriendo bien cargados para empezar el año. Muchos ni necesitan las cosas de verdad, pero le entraron al saqueo nomás”, cuenta la ambulante.

Mientras pasan los efectivos de las fuerzas armadas y de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, los habitantes de la zona se muestran sorprendidos.

“Qué bueno que hacen estos operativos para que no vuelvan a robar como el año pasado; la verdad da pena que nos señalen de ser una colonia saqueadora”, dice Ernesto, empleado de una tienda de préstamos.

“Está bien que uno se manifieste en contra del gobierno por subirle a los precios de los productos y todo lo malo que hace, pero uno también debe ser inteligente para manifestarse”, agrega.

—Disculpa, ¿sabes por qué hay tanto policía? —pregunta un joven de unos 20 años a uno de los reporteros que cubre el evento.

—Es por el inicio del operativo —le responde.

—¿Por los saqueos?—vuelve a preguntar.

—Así es —contesta de nuevo el comunicador.

El colono, sin más preguntas, se aleja de la escena ahogada en sirenas policiacas con las que las autoridades buscan evitar que se repitan los saqueos ocurridos el año pasado.

 

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