Las Serpientes

Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

Martha Erika Alonso Hidalgo, la candidata de la coalición Por Puebla al Frente a la gubernatura del estado, está más que consciente del momento que vive, está a un paso de hacer historia, y de la grande.

No sólo podría ser la primera mujer en gobernar Puebla, sino también la primera en convertirse en mandataria, emanada del Partido Acción Nacional, la fuerza política que encabeza a la coalición de institutos que postula a Alonso.

Pero más allá de eso, se convertiría en emblema de su partido a nivel nacional, el cual tiene pocas posibilidades de ganar alguno de los estados que estarán en juego el próximo domingo 1 de julio, salvo Guanajuato, entidad que tienen prácticamente en la bolsa.

En caso de ganar la gubernatura de Puebla, como todo indica que así será, Martha Erika Alonso se habrá convertido en un dique, en un muro en contra del avance del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quien de acuerdo con los números, tiene el control en una buena parte de las entidades de esta región geográfica.

Alonso Hidalgo tiene como su principal ventaja que su partido ha salido airoso del proceso de selección de candidatos a puestos de elección popular, es decir, salvo algunos casos muy contados, no han existido grandes escisiones.

Es ahí donde cobra vital importancia la decisión que tomó la candidata del albiazul de hacer a un lado cualquier tipo de filia o fobia y aceptar la designación de Eduardo Rivera Pérez como precandidato a la alcaldía, pese a las diferencias que el ex edil capitalino tuvo con el esposo de la hoy candidata del PAN a Casa Puebla.

A diferencia del PRI o de Morena, donde el proceso de selección de candidatos a los diferentes puestos de elección popular ha sido muy cuestionado por los personajes que han resultado electos, en el panismo la disciplina ha imperado, virtud al trabajo de la propia Martha, pero también del dirigente estatal del albiazul, Jesús Giles Carmona.

Este aspecto, poco visto, puede hacer la diferencia con las demás fuerzas políticas, las cuales aún pagan el costo de la división interna, además de la merma de cuadros que han decidido irse a otros institutos políticos, vinculados al morenogalismo.

Un factor más, Martha ha logrado cohesionar al morenovallismo no sólo por la influencia que ejerce su marido, sino por un liderazgo propio que ha asumido, dejando ver en todas y cada una de sus acciones que quien toma las decisiones es ella.

Martha es la única de los dos candidatos que están en la puja que ha recorrido y conoce los 217 municipios de la entidad, lo cual le ha permitido conformar una estructura que muy pocos pueden superar.

No es la primera vez que participa en una campaña política, fue el cerebro financiero de la campaña al Senado en 2006 de su esposo, fue activista y cabeza de la red de mujeres que se constituyó para apoyar a Moreno Valle en 2010 y adicionalmente ya estaba al frente de la Secretaría General del PAN en 2016 en el proceso electoral local que le dio el triunfo a Tony Gali.

Como presidenta honoraria del Sistema del Estatal DIF, tuvo contacto y cercanía con cientos de miles de poblanos, quienes reconocen su calidad humana, pero también su fuerza de determinación y su carácter.

No fue fácil para Martha tomar la decisión de participar en política, no era algo de su agrado, pero consciente del momento histórico que le ha tocado vivir es como tomó la determinación de participar e ir a un proceso histórico, ya que nunca en la historia de Puebla se había hecho concurrente una elección local con una federal.

Este último punto me lleva al tema con el cual inicié mi columna, Martha está destinada a convertirse en un personaje de peso nacional, si es que como todo indica, se alza con el triunfo el próximo domingo 1 de julio.

De ser así, se habría convertido en el dique que logró frenar a López Obrador.

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