La académica era la favorita para contender por la presidencia municipal, aun sin ser conocida en el círculo rojo, pero en menos de un mes perdió el respaldo de Luis Miguel Barbosa.
Por: Mario Galeana
Paola Migoya Velázquez inició el año como la favorita para obtener la candidatura de Morena a la alcaldía de Puebla. Su cercanía con el senador Luis Miguel Barbosa Huerta y su perfil ciudadano la colocaron como una propuesta del PT al cargo.
Pero menos de un mes bastó para que la académica del Instituto Belisario Domínguez (IBD) perdiera el apoyo del candidato de Morena al gobierno de Puebla.
Es indeterminable si se trató de sabotaje o si sencillamente fue una bala en el pie que se disparó a sí misma. Pero su distanciamiento con el ex perredista inició cuando una cuenta de correo electrónico envió mensajes donde se aseguraba su unción como candidata y, en una oleada de más mensajes, se descalificaba a otras aspirantes de Morena como Claudia Rivero Vivanco, a quien se le acusó de estar “inhabilitada” en la función pública.
El conflicto estalló el 28 de enero. Desde la cuenta fuerzayunió[email protected] se invitó a una reunión en Cholula que encabezaría Alfonso Romo, coordinador general del Proyecto de Nación de Andrés Manuel López Obrador, junto a Miguel Barbosa y “la candidata a la alcaldía de Puebla, Paola Migoya”.
Ese mismo día el senador con licencia convocó a una rueda de prensa en la que reprendió a la académica y anunció que la ex panista Violeta Lagunes Viveros sería propuesta por el PES como aspirante a la Presidencia Municipal.
Y Migoya cayó.
ACADÉMICA, ACTIVISTA Y... CHAMÁN
Lo intentó, todavía lo intentó. El 6 de febrero, en el quinto y último día de la gira de Andrés Manuel López Obrador por Puebla, Paola Migoya se apersonó en el municipio de Santa Rita Tlahuapan, donde el tabasqueño iniciaría su jornada, colgó en los alrededores dos mantas: “Unidos por Puebla. Paola Migoya con Morena”.
Desde el templete, Barbosa señaló hacia los mensajes y rió burlonamente. El precandidato presidencial no prestó demasiada atención. Migoya estaba entre la multitud.
En Huejotzingo, la segunda parada de López Obrador, la académica dijo que la encuesta que aparentemente definirá el nombramiento de la candidata ya se había realizado. En sus pronósticos no había duda: “yo gané porque soy la más capacitada”, dijo.
Hasta antes de agosto, cuando acompañaba a Barbosa Huerta en sus conferencias de prensa, Migoya no era conocida en el círculo rojo de Puebla. En ese entonces, su desempeño profesional se limitaba a la Ciudad de México, donde laboró al interior de la Secretaría de Gobernación (Segob) federal y en el Senado.
Pero es, quizá, una mujer que no puede ser encasillable. En 2013, cuando era guía de sesiones espirituales en Atlixco bajo el uso de la ayahuasca, uno de los enteógenos de mayor poder en el mundo, se hacía llamar “Paola Shenkaya”.
Sus planes no guardaban, entonces, la alcaldía de Puebla por Morena. Sino la sanación: el encuentro con uno mismo.

